mientras no se consiga un estado mental, digamos: “sin conflicto” nuestra mente no para de soñar porque las situaciones emergen de nuestro inconsciente. Con situaciones me refiero a problemas del día a día, a traumas, prejuicios o apegos de la naturaleza que sea. Yo considero que esto tiene mucha razón, he podido experimentarlo en algunos casos.
Los científicos aseguran
que siempre soñamos: "Si no se sueña es porque algo anda mal". Aún
en el caso de que aseguremos no haber soñado nada apenas despertamos.
A mí en lo personal me
gusta soñar. Como todos, aveces sueño cosas simples, sencillas, y
aveces mis sueños son mas extraños y elaborados. He tomado mucho
gusto por los últimos. Los sueños eran una fuente poderosa de
material para los artistas del surrealismo.
Tengo un cuaderno de
apuntes donde registro mis sueños mas significativos y que no permito
que vea nadie. Es privado. En manos de un buen psicoanalista se
pueden deducir infinidad de información personal. Para ellos los
sueños son oro molido, simplemente.
Si mal no recuerdo en un
libro de Freud, no estoy seguro si era “El libro de los sueños” o
“Tótem y tabú” menciona haber definido el carácter del
Matemático René Descartes, basándose en el análisis de una serie
de sueños extraños que Descartes menciona en su “Discurso del
método”
Un pasaje muy famoso. Quién guste leerlo, le podrá encontrar fácilmente en el discurso
del método de René Descartes.
Pero de todo lo que se
dice de los sueños yo prefiero quedarme con lo mas literario. Hay
quién me tacharía de charlatán, no me importa. Hace unos días me
encontré con un cuento popular Chino, en un libro titulado “Los
cuentos fantásticos de China”
Lo que me parece mas
fascinante es el punto de vista de que el sueño nos permite vivir
aquello que de otro modo no podemos vivir. Ya decía en una entrada
pasada, este mundo se mueve por deseos, y esos deseos que nos son
inalcanzables se nos cumplen en sueños, saltamos todas las barreras.
Soñar también es vivir, porque al fin y al cabo, como dice el
cuento, pasamos la mitad de nuestra vida soñando.
Se parece un poco al acto de escribir. Para algunos escribir es vivir aquello que siempre han deseado vivir. Para otros, quizás, significa otra cosa.
Entonces la pregunta es ¿los sueños se detienen en un estado ausente de deseos?
Se parece un poco al acto de escribir. Para algunos escribir es vivir aquello que siempre han deseado vivir. Para otros, quizás, significa otra cosa.
Entonces la pregunta es ¿los sueños se detienen en un estado ausente de deseos?
Para quién desee leer el cuento, aquí lo transcribo:
SUEÑOS
El jefe del clan
Yin, en el estado de Chou, poseía una gran hacienda y sus siervos
trabajan sin descanso de sol a sol. Había entre estos uno ya viejo,
cuyos músculos estaban agotados de tanto esfuerzo, pero el jefe del
clan seguía encargándole las labores más duras. El anciano se
quejaba mientras se enfrentaba diariamente a sus tareas. Por la noche
dormía como un tronco, insensibilizado a causa de la fatiga, el
espíritu muy decaído. Y todas las noches soñaba que era el rey del
lugar, que mandaba a todo el pueblo y que se encargaba de todos los
asuntos de estado. En el palacio andaba de fiesta en fiesta sin
preocupación alguna, y todos sus deseos se veían satisfechos. Su
gozo no conocía límites, pero por la mañana despertaba y volvía
al trabajo.A los que querían consolarle de la rudeza de su labor, el anciano les decía:
-El
hombre vive cien años, la mitad son días y la otra mitad son
noches. De día soy un criado vulgar y las tribulaciones de mi vida
son como son. Pero de noche soy señor de hombres y no hay
satisfacción mayor. ¿De qué he de quejarme?
El
ánimo del jefe del clan estaba ocupado en asuntos mundanos; toda su
atención la absorbía la propiedad. Agotados el cuerpo y el
intelecto, también el quedaba insensibilizado a causa de la fatiga
cuando se echaba a dormir.
Pero
noche tras noche soñaba que era un criado que no paraba de trabajar.
Se le trataba mal, se le despreciaba, recibía bastonazos y aguantaba
todo cuanto se le venía encima. Hablaba entre dientes y se quejaba
en el sueño y solo se tranquilizaba con el alba.
El
jefe del clan planteó el problema a un amigo, que le dijo:
-Tu
situación económica te da más riqueza y honores que a nadie. El
sueño en que eres un criado no es más que el ciclo de la comodidad
y la tribulación; tal ha sido desde siempre la ley de la fortuna
humana. ¿Cómo iban a ser iguales tus sueños y tu vigilia?
El
jefe del clan reflexionó a propósito de la observación del amigo y
dulcificó las faenas de los siervos. Redujo también sus
preocupaciones y de este modo obtuvo un poco de consuelo en sus
sueños.
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