He estado pensando en esa
frase de Maquiavelo que dice:
“Quien engaña encontrará siempre
quien se deje engañar”
He podido observar que los
hombres muy frecuentemente nos llegamos aferrar a la mentira. Nos
gusta que nos engañen. Giovanni Papini en su autobiografía “un
hombre acabado” decía;
<<Queríamos engañarnos y soñar;
una de las frases más repetidas entre nosotros era que, era preciso
beber a grandes sorbos de la copa de la quimera>>
En lo personal, yo no
puedo vivir en el engaño. Bueno, respecto a esto hay una gran
diferencia que es necesario aclarar. Por supuesto, uno vive
frecuentemente en un engaño mientras la ignorancia respectiva no se
disipe, eso es natural. Lo que me parece inconcebible es pretender vivir al amparo de la mentira, aún cuando la verdad ha
salido a la luz. ¡Me da mal de hígado, siento coraje
conmigo mismo y mucha, pero mucha rabia.
La pregunta es: ¿Por qué
decidimos continuar en el engaño luego aún de mostrarse evidente?
Creo que todo tiene que
ver con la necesidad. Los hombres siempre estamos necesitados de
todo; de afecto, de sexo, de seguridad, de satisfactores. Nos da
miedo salir de nuestra zona de confort y de seguridad. No queremos ir
a la deriva, ni deseamos experimentar cosas nuevas. Es ese miedo el
que nos empuja a negar la verdad o voltear la espalda. Si una mentira
enmascarada con las palabras mas dulces y persuasivas nos lleva a
sentirnos en la gloria, difícilmente podremos arrancarle de
nosotros aunque ardamos en coraje cada que se muestre la verdad. Aveces preferimos vivir en la mentira.
Aquí lo mas delicado es
darnos cuenta de lo vulnerable que somos ante los demás. Lo
dependiente que nuestra vida y dicha se vuelve hacía ciertas
proyecciones ficticias.
Preferimos creer en una
amistad falsa y voluble al temor de perderle. Preferimos las
construcciones deformadas de nosotros mismos al temor de aceptar
quienes somos.
Preferimos creer, vivir y sostener el espejismo de la mentira porque nos proporciona eso que deseamos escuchar.
¡Qué complicados somos los seres humanos!
Preferimos creer, vivir y sostener el espejismo de la mentira porque nos proporciona eso que deseamos escuchar.
¡Qué complicados somos los seres humanos!
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