Y comienza su día. Se
toma su tiempo con el motor al ralentí, o tal vez no. Y comienza su
jornada mas pronto, mas tarde o a tiempo.
Ese mismo día Adriana
tiene planeado salir temprano. No desea molestar a
su marido, le pide que descanse. Necesita atender unas cosas
urgentes. Quizás el pequeño ha estado enfermo. Quizás ha estado
consumiéndose en fiebre. A lo mejor no. Lo que si es cierto es que
decide tomar un baño antes de salir y preparar algo de alimentos.
Solo que quizás su esposo le ha dicho:
-¡Cocinaré mas tarde si
tengo hambre, no te preocupes!
Y ella es posible que
contestara:
-Lo hago ahora y tu lo pones al fuego mas tarde...
Puede que si, puede que
no.
Entonces ella decide ir en
auto. Acomoda al pequeño en el asiento trasero, se demora o lo hace
rápido, da igual, o puede que no de igual.
Es una hora muy movida,
hay embotellamiento. Decide seguir o decide tomar un atajo.
Supongamos que decide el atajo. Llega a un sitio con menos afluencia
de conductores: acelera. Un peatón se cruza; frena. Continúa algo
rápido antes de la luz Roja, pero no lo logra. Se detiene en la luz
roja y cuando el semáforo cambia, arranca suavemente.
Todo sucede muy deprisa.
Los destinos se cruzan. El auto es embestido por el vehículo de
Pedro. Es como apagar la luz. Todo ha quedado a oscuras. Puede que
despierte, quizás no. No lo sabemos.
Siempre me ha llamado la
atención la manera en que las vidas se encuentran. Hace unos días
estuve hablando con una chica a la que sucedió un pequeño incidente
de ese tipo. Un chófer de colectivo se estrelló contra su auto
aparcado. Ya cuando estaba mas tranquila me dice:
-Creo que son las energías...
se han juntado. Pero un milagro me salvó de no haber estado yo ahí
en ese momento...
El Mateḿatico Henri
Poincaré en su libro “ciencia y método” habla un poco sobre lo
que se conoce como “la suerte” “el azar, la casualidad”
Ofrece un punto de vista
mas positivista sobre el asunto. El sostiene que eso que nosotros
llamamos el azar o la suerte, trata solamente de algoritmos; de pasos bien definidos y ordenados y consecuencias relacionadas que desembocan en un fin determinado; de una
serie de hechos concatenados cuya relación es tan detallada,
minuciosa y exhaustiva que escapa a nuestra capacidad de comprensión.
Me siento inclinado a pensar de esa manera. De cualquier forma no se puede negar que es interesante el hecho de pensar en una multitud de vidas paralelas que algún día llegarán a cruzarse por destino, por azar o por lógica.
Me siento inclinado a pensar de esa manera. De cualquier forma no se puede negar que es interesante el hecho de pensar en una multitud de vidas paralelas que algún día llegarán a cruzarse por destino, por azar o por lógica.
En la literatura existen
muchos ejemplos de ello. Una de mis obras favoritas es Manhattan
Transfer, de John Dos Passos y La región mas transparente, de Carlos
fuentes... en ambas se encuentra el mismo factor: los personajes
discurren sus vidas de forma paralela, cada uno, en su día a día, en
sus clases sociales a las que pertenecen, con su rol en la sociedad,
con sus pasiones y sus traumas. Aveces llegan a cruzarse, aveces en
varias ocasiones, o han estado a punto de hacerlo.
Fuera de la ficción es
algo que vivimos a diario y solemos pasar desapercibido. A mí
siempre me ha gustado el misterio de esa serie de pasos que permiten
cruzarse a dos extraños o juntarse a una multitud simultáneamente.
Lógico. Nadie se conoce. Nadie le tomará importancia a un hecho
así, a menos que el encuentro sea entre conocidos, fatal o
amoroso. Pero resulta inquietante imaginar las acciones que
habrá hecho esa persona para coincidir de esa manera con otras.
Tengo un amigo muy querido
en Argentina. Pasa por un momento complicado puesto que tiene la
misión de apoyar a su esposa con el cuidado de su suegra que sufre
una enfermedad postrante y progresiva.
Cierta vez hablando le
dije:
-¡Mira, piensa que si no
te has casado con tu querida esposa, nunca habríamos llegado a
conocernos!
¿Lo has pensado?
Sencillamente porque de no
haberle conocido a ella, nunca habría tenido que cuidar de su suegra
y por lo tanto no habría tenido necesidad de pasar largas horas en
internet, y quizás nunca habríamos entablado una conversación en
los foros. De ahí nació una fuerte amistad.
Creo que este asunto del
azar es algo fascinante. Solo falta un pequeño ajuste, una pequeña
vuelta de tuerca para cambiar una vida por completo.
Pareciera un juego
siniestro en el que la muerte también juega. Reitero, creo que es un aspecto
fascinante de la vida.
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