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sábado, 13 de junio de 2020

Thor Heyerdahl y la expedición de la Kon-Tiki




Durante una travesía o situación de supervivencia, los problemas del mundo civilizado dejan de brillar por su importancia para dejar paso al "Instante" y vivir el día a día.
Tal situación acontece con el viajero que debe resolver problemas inmediatos.
Viajar algo a la "aventura" es una manera de aprender para el sujeto de vida sedentaria y bolsillo nutrido, que los problemas son más imaginarios que reales.
Y en una de esas puede resultar terapéutico.



Estoy leyendo "La expedición de la Kon-Tiki de Thor Heyerdahl (1914-2002) El Noruego aventurero, estudioso, geógrafo, etnógrafo y botánico... En 1947 se lanzó a la mar en una balsa construida por troncos de un árbol llamado "balsa" en compañía de un loro, cinco hombres y amigos, en total seis incluyendo a él: Heyerdahl, Knut Haugland, Bengt Danielsson, Erick Hesselberg, Torstein Raaby y Herman Watzinger... 



Pretendía demostrar a los incrédulos su teoría de que la Polinesia, había estado habitada por personas autóctonas de sur América, procedentes del territorio del Perú.
Teoría que solo se fundamentaba en restos arqueológicos, plantas, y rasgos físicos de los habitantes de aquellas islas.



Como decía mas arriba, la balsa fue una copia idéntica a la usada por los antiguos pobladores, basada en las ilustraciones dejadas por los conquistadores Españoles; construida con una especie de árbol del mismo nombre, cuya madera posee propiedades de flotación e impermeabilidad adecuadas para su larga estadía en agua. Fue cargada con hiervas de distinta especie, frutos y agua en abundancia, aunque en sus escritos registrados en el libro maneja que ni un solo día de la travesía, les faltaron peces sobre cubierta y agua procedente de la lluvia.

Para mí es un libro de aventuras con mucha cantidad de exotismo. Me gusta. Será cosa mía; en algunas partes me sabe a un poco de Hemingway, con una combinación de William Hope Hodgson en otras.
Lagartijas del tamaño de un caimán, hormigas gigantescas.
Pulpos enormes de ojos fosforescentes y malignos, serpientes de las profundidades que visitan por la noche, cangrejos porfiados, peces voladores, delfines, caza de tiburones, ballenas y cachalotes. Peces dorado que mutan de color al momento de morir. Una huerta a bordo. Amistades singulares. 
Lo suficiente para pasarla bien. Atardeceres fascinantes, aguas de azul turquí.
Ahí está para quién disfrute con este tipo de literatura.

"Algunas veces salíamos también en el botecillo de goma para vernos de noche. Se levantaban por todas partes olas negras como montañas de carbón y una centelleante miríada de estrellas tropicales arrancaba un desmayado reflejo del plancton en el agua. El mundo era simple: estrellas en la obscuridad. Que fuera el año 1947 antes o después de Cristo, pronto careció de significado alguno. Vivíamos y nos sentíamos vivir con vigilante intensidad. Nos dábamos cuenta de que para los hombres anteriores a la época de la técnica, la vida había sido también plena e intensa; en realidad, más llena y más rica en muchos aspectos que la vida del hombre moderno. En cierta forma, el tiempo y la evolución habían cesado de existir; todo lo que hoy era real e importante, lo había sido antes y seguiría siéndolo después."






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