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miércoles, 30 de diciembre de 2020

James Lovelock y la Hipótesis de Gaia

 

Cuando la naturaleza llama, todos nos ahogamos...

Tiamat, tema: Gaia



James Lovelock (1919-) es un cientifico Biritánico que llevó acabo investigaciones durante su estancia en la universidad de Yale y Harvard. Es famoso por ser el inventor del detector de captura de electrones; un artefacto que permite detectar partes muy pequeñas de un tanto; digamos una parte entre un trillon, lo que ha permitido desentrañar algunas cuestiones cientificas que hasta el momento habían permanecido sin respuesta en el ámbito de la biología,  química y la investigación de las composiciones físico-químicas de elementos intraplanetarios, en conjunto con investigaciones realizadas por la NASA. Ademas de usarse en la cromatografía de gases.

También se le atribuye ser el autor de la Hipótesis de Gaia. Una hipótesis (aclaro) es un enunciado no demostrado y por ende carente de validez y solidez científica comparada a la de los hechos ya demostrados. Aunque no debe confundirse el demostrar con el explicar. En ciencia los hechos pueden ser demostrados pero una demostración no explica el origen o las causas. Podemos demostrar que el agua se congela durante el hervor, pero no dar una explicación consistente del ¿por qué sucede?

En matemáticas está demostrado que existe lo no demostrable pero es verdadero. En otro artículo de este Blog hablo un poco de ello al respecto.(Positivismo de Comte y ¿el hilo negro? Febrero 2019)

La teoría de Gaia, en términos sencillos, considera que el planeta tierra es un ser vivo gigante, con metabolismos y procesos biológicos propios, tal como concebimos un sistema cerrado (cuerpo humano por ejemplo) de tal forma que para realizar esos procesos internos físicos se vale de sus órganos o sistemas que lo componen. ¿Qué son esos órganos? ¡todos! Los mares, los peces, la flora, la fauna, los seres humanos, las rocas, la arena, la nieve, los ratones, las moscas, cualquier insecto... absolutamente todo lo que se encuentra en la naturaleza en un sistema no arbitrario. Con “no arbitrario” significa que todos esos elementos se encuentran (de alguna manera) asociados. Esto significa que si una especie animal se extingue; habrá un cambio o desbalance que repercutirá de cualquier forma en el resto de elementos (incluido el ser humano) y naturalmente en el sistema del que somos parte “El planeta”

Extinción de especies, contaminación de mares o deforestación... todo lo que tenga que ver con un daño directo a uno o varios ecosistemas y lo que implican. Lo que en tales términos explicarían la razón del calentamiento global y los desastres naturales producidos por acciones directas del ser humano como principal agente destructor.

Esta teoría, naturalmente, ha tenido sus detractores, no ha sido bien vista por ojos de la ciencia. Incluso ha sido vapuleada y criticada. Al grado de ser calificada por algunos como romántica y mágica; por considerar al planeta como un ser vivo (carente de consciencia).

Natural; en materia de lógica, quién establece una afirmación recae a sus espaldas el peso de la demostración. En muchas ocasiones las demostraciones tienden a estancarse por necesidad de una demostración previa o la espera del descubrimiento de nuevas teorías.


Independientemente, a mi me parece un tema bastante bueno para reflexionar. El 2020 ha sido un año Catastrófico en muchos sentidos por el tema de la pandemia. Existen hipótesis de que el COVID19 ha sido un virus de diseño, pero siendo de diseño o no, es una buena oportunidad para aprender. ¿Hasta dónde hemos llegado con la agresión a los seres vivos y ecosistemas? Y de paso pensar sobre la humanidad, ¡Una cosa tan pequeña nos mantiene en jaque! Ya decía en otra entrada; los seres humanos somos mas pequeños de lo que pensamos, nuestro planeta es una esfera minúscula. Los científicos hacen lo posible para producir una vacuna, un puñado de hombres tratando de contener algo superior a las fuerzas del ser humano. Es un contexto propicio para observar lo pequeños e indefensos que somos, lo que representamos en la vida o la importancia que tenemos para el funcionamiento del cosmos. Si tenemos o no importancia no lo sé, pero lo que sale sobrando es la soberbia humana.

Si nos diésemos cuenta de ello, quizás pasaríamos a ser un poco mas empáticos, menos agresivos con el prójimo, menos egoístas y menos apegados a cosas materiales. Envidiaríamos menos y entenderíamos un poco mas, que el principal motor de vivir es el absurdo de la vida. Pero por desgracia parece que aún así, hay muy poca consciencia de ello. El cambio opera individualmente.

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