El hombre, no es otro mas que el que mis ideales han proyectado

 "El hombre, no es otro mas que el que mis ideales han proyectado"

Si no conoces a alguien lo suficientemente bien, se corre el riesgo de construirle una personalidad en base a la idealización.

Entre las relaciones humanas,  existe un punto que se debe advertir. Se corre el riesgo de idealizar el carácter del sujeto y mirar en él las cualidades que mas solemos enaltecer.

Pero esto no es mas que una mera proyección, un espejismo, donde tomamos al sujeto como base y lo dotamos de todas las características y cualidades que anhelamos. Una situación que con el tiempo puede resultar altamente perturbadora al no tener mas información que la que el sujeto nos proporciona por decisión propia, y descubrir que su verdadera esencia es muy diferente o no responde a los atributos que admiramos.

Mas sin embargo, en una charla en tiempo real, es posible advertir ciertas ideas que suelen ser expresadas en una forma espontanea y emergen desde su lado mas visceral y burlan la vigilancia consciente del aparentar lo que no somos. Y esas cosas son las que pueden descubrir parte del verdadero carácter del sujeto, por mucho que se cuide de no revelar lo esencial de su ser.

Conviene entrenar el arte de la observación y de la sensibilidad para detectar esas pequeñas conductas o comentarios según sea el caso. Pues es un recurso muy potente para tener una idea (aunque mínima) sobre quién tratamos.

Un poco mas sencillo es cuando tenemos posibilidad de mirar a la cara fijamente cuando hablamos, observar su lenguaje corporal. Algún dejo, seña, gesto podría comunicarnos un mensaje de forma inmediata.

Lo importante es reflexionar respecto a ello. Si decidimos dejar de lado la situación no estaremos dejando mas que a una proyección psicológica nuestra.

Así mismo tampoco es factible culpar al otro de mentir. En todo caso no hay mas responsable que nosotros mismos por haber adornado o supuesto un carácter diferente, con las bondades que admiramos y que aveces es una proyección nuestra. Al igual que el mundo es nuestra representación y una proyección subjetiva de nuestro "yo"