La condena de Sísifo

 Schopenhauer dijo:

“Todas las cosas son maravillosas de ver, pero terribles de ser”

Y esta maravillosa verdad reduce la vida, reduce la realidad subjetiva: pues no es posible existencia alguna que no conlleve una realidad (aunque personal y construida) de sufrimiento y lucha. Así mismo la astucia representa una carga de sufrimiento en si misma, admirable y terrible para quién es calificado de astuto, pues a la astucia le sigue la incapacidad para confiar. No obstante la reflexión y la experiencia (ser) sobre la vida nos deja la verdad del ser a la vista; y la astucia, en este sentido, no nos arranca la condena que llevamos bajo la piel, pero lo hace un poco mas llevadero, al regalarnos con el desengaño. Solo que la astucia es un atributo que deriva de la reflexión profunda, educación y carácter. Comienza como una semilla pequeña y a la par que se riega y se nutre, se desarrolla. Así entonces existen dos maneras de que la premisa mencionada se cumpla; por vejez (experiencia y reflexión) y astucia en la juventud (que no se ha tenido tiempo de vivir lo suficiente). Para los que somos jóvenes conviene desarrollar la astucia tendiendo a la reflexión; para ahorrar gran parte de las desdichas que nos depara nuestra realidad y lo que es objeto de nuestro deseo.  

De entre las cosas que el hombre debería prever y tener en cuenta es la impermanencia de las cosas en la vida.

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Salvo algunos casos muy aislados, la peor edad para establecer un lazo de amistad es en la primera Juventud. Entonces se vive una temporada en la vida que es frívola y altamente inestable. Si a ello agregamos el hecho de que la conducta humana es tambaleante y voluble a lo largo de toda la vida del hombre, es en esta primera etapa cuando con mas fuerza se manifiesta por el deseo mismo de vivir una multitud abigarrada de experiencias lo mas rápido que sea posible. Así los intereses de los jóvenes pueden transmutar de unos a otros y saltar como cabras locas y los sueños sobre el alcanzar una vida excepcional son mas fuertes. A medida que el hombre envejece se han sufrido una buena cantidad de dicha en proporción directa a decepciones, así que tiende a calmarse un poco. Aún así lo mejor es desarrollar la astucia, la cautela y la idea de que la volubilidad e impermanencia se encuentran implícitas en el carácter humano y siempre estarán presentes en mayor o menor medida.