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miércoles, 7 de julio de 2021

Sobre las virtudes y el enamoramiento.

 

Sobre las virtudes


He estado pensando mucho sobre las virtudes. En el contexto de aquello que nos caracteriza. Lo que nos configura el carácter. Lo que nos permite ser especiales; diferentes al resto de la gente. Creo que todo hombre debería saber identificar eso que le confiere chispa, ánimo y brillo. Debe saber identificar su llama (aunque solitaria y pequeña) y hacerla nutrir. Luego tendrá el deber de evitar por todos los medios que se extinga. Que perdure a lo largo de la vida pues es energía vital en su máxima expresión.

Tarea ardua y compleja considerando lo frágil que es perder esa chispa ante todos los agentes externos a los que nos vemos sometidos a lo largo de la vida: las desdichas, los amores, los desamores, las desgracias, las falsas apreciaciones, incluso la perdida de nuestra voluntad. Todo lo que doblega el carácter. 

Pero la formula consiste en saber conocer esa naturaleza de uno mismo e identificar de que lado soplan los vientos para no perder el rumbo de nuestra propia naturaleza. Y entonces así la vida (al menos) cobraría un sentido y nuestro epitafio rezaría “Aquí yacen los restos del que fue un hombre original”

Pero en base a lo anterior, podría fácilmente argumentarse que la muerte nos devuelve a la naturaleza y que al final, todo carece de importancia con su llegada y que por lo tanto todo atisbo de vanidad es solo eso; una vanidad insustancial. Mas sin embargo no se puede hablar de Vanidad cuando se trata de proteger y enaltecer nuestras virtudes naturales sin importar la admiración de los demás. La vanidad no cobra sentido alguno sin la admiración de los otros. El saber reconocerse así mismos está mas allá de un asunto de vanidad.

 

Sobre el enamoramiento

Cuando encuentras una persona de manera fortuita; la observas, tus sentidos se ponen al máximo, no la pierdes de vista, tejes en un momento toda una situación hipotética, le acechas y declaras “Me siento enamorado” ¿A qué se debe tal declaración? ¿Cómo podemos argumentar que estamos enamorados cuando no sabemos nada de nada de esa persona a la que hasta el momento nos es extraña y quizás seguirá siéndolo?

Naturalmente que la explicación mas coherente reside en la atracción física que capta el subconsciente  y nos lleva a creer que junto a ese ser humano estaríamos en condiciones de alcanzar la felicidad. Y después de todo: ¿Quién en esta vida no aspira a la felicidad? Eso que llamamos felicidad es la cesación de nuestros sufrimientos.

Han sido muchas las veces que he declarado haberme enamorado sin conocer nada sobre esa persona en particular. En la mayoría he descubierto siempre una componente de atracción física que aveces no es consciente y que me lleva a argumentar que sería feliz junto a aquel ser humano. Y cuando se te permite conocer mas de cerca al objeto del idilio; saber lo que piensa, conocer su temperamento, su carácter, sus sentimientos mas íntimos... llegamos a una situación con dos posibilidades que nos llevan a ser afortunados o desafortunados.

 

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