Me siento aquí frente a la pantalla, cavilando sobre lo irritantes que podemos llegar a ser los seres humanos. Mas sucintamente me refiero a nuestro comportamiento. Vivimos en una marea de conflictos. Extendemos nuestros conflictos a los demás. No somos simplemente capaces de tragarlo y reservarlo para nuestro mundo particular. Lo llevamos a la calle tras el volante, al trabajo, a las universidades, a los cafés, a la mesa, a cualquier interacción donde veamos la primer oportunidad de vomitarlo.
Intentan que tragues de su ira, de su religión, de su mundo particular. Quieren dictar los cánones de como a su juicio tienen que ser las cosas. Que cumplas con sus normas. Sus reglas. Y además, aún con todo eso, piden comprensión. También está el tema de la felicidad. Fingen ser felices y amar y la mentira les brilla en el rostro a dos leguas de distancia. Aman y se mueren por poseer. Aman y son individualistas. Son obtusos y no comprenden el buen sentido.
Hoy escuché a una mujer deseando bendiciones a todos por aproximarse las fechas navideñas. ¡Dios! sus palabras y forma de decirlo eran tan... no pude contenerme dije en voz alta ¡Vaya hipocresía!... No es el hecho de la navidad en si. Me tiene sin cuidado quién quiera creer en eso. Es simplemente que si eso les hace feliz, que lo guarden dentro de si.
Yo, por ejemplo, tengo un cagadero. Este blog es mi cagadero. Nadie está obligado a leer esto. De alguna manera eso es bueno para los demás, apunto al sitio correcto en lugar de cagarles en la cara.
Las relaciones humanas abruman. No digo que odio al género humano. Tampoco afirmo que la gente no sea capaz de buenas acciones pero eso no implica que la humanidad en general... simplemente, abruma.
Son aburridos, cansados, anodinos, superficiales, oportunistas y pretenciosos. Pienso en la dosis de veneno que he irrigado a algunos por ahí, y me entra una especie de arrepentimiento. Me disculpo por ello. Trataré de no regar la mierda lo mas que me sea posible. Por otro lado el saber que es imposible desligarse de una sociedad me provoca malestar. Al menos tengo el consuelo de la soledad. Mi tan querida y apreciada soledad, este espacio para escribir, mis perros, a mi mismo y mi motocicleta.
No intento cambiar el mundo. Pero haré lo que está a mi alcance para cambiar yo mismo y mantenerme al margen lo mas que sea posible.
No quiero ser redundante. Al menos en este momento puedo respirar con libertad. Día a día me sostiene la idea de que tendré algún tiempo para mi al caer la noche y estaré, yo, mi soledad, Black Sabbath, las estrellas, la Luna y mis perros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario