Estados de consciencia y Bardo Thodol
Se maneja que poseemos distintos niveles de consciencia. En el artículo anterior aclaro que cuando digo consciencia me refiero a un estado mental.
Siendo así que nuestro nivel de consciencia mas burdo corresponde al estado conciente: Lo que intelectualizamos y percibimos. Sobre los niveles de conciencia.
Luego entonces cuando dormimos, nuestro cerebro, al llegar a la fase mas profunda del sueño. Accede a un nivel de consciencia muy sutil.
Las acciones que realizamos de forma conciente terminan afectando en los niveles de la mente mas conscientes o sutiles. De ahí que conforme al paso del tiempo adoptemos comportamientos o carácteres que solemos llamar influencias.
Está demostrado por la ciencia que cuando una persona fallece, el último órgano que deja de funcionar es el cerebro. Siguiendo este razonamiento podemos pensar que el proceso en el que muere el cerebro es alejándose de sus niveles de consciencia mas burdos o inmediatos a los niveles mas sutiles. Naturalmente un recién fallecido no podrá escucharnos. Pero su cerebro se apaga de forma paulatina, como si viéramos a la consciencia alejarse de la entrada de un túnel al infinito. En pos de la luz clara. En el sueño sucede algo análogo. Pero a diferencia de la muerte aún bajamos el escalón de consciencias y recuperamos la mas inmediata. Es el momento en que despertamos y escuchamos nuevamente el trino de las aves. El sol en la ventana. Justo en este momento, en un preciso instante de tiempo muy corto. Justo el momento que recuperamos la consciencia y el conocimiento hay un proceso de reajuste. Es un momento especial, pues regresando a la vida aún no somos conscientes de quién somos, de qué día es, de cuales son nuestros problemas, de cuales son nuestros sufrimientos, del día que nos espera. Pasado ese instante todo regresa a su sitio: bien o mal. Todo regresa a su sitio y los recuerdos y la mente caótica comienza a tomar su curso.
Pero todo esto me hace pensar en el libro tibetano de los muertos que leí hace tiempo y que para mi tiene un valor literario y de belleza inconmensurable. El “Bardo Thodol”
Es un texto sagrado tibetano. Una serie de instrucciones para lograr liberar al moribundo o al recién fallecido del ciclo del samsara y el renacimiento. La consciencia del difunto se encuentra en un bardo. Que se define como un estado de consciencia entre el renacimiento y la muerte. Según los textos sagrados el estado del bardo tiene una duración determinada; días o semanas. Al termino de este periodo se produce el renacimiento. Entonces en base a esto debemos entender que un bardo se refiere a un punto de transición.
En un poema pasado sobre “Transformaciones” que es el tema en el que me ocupo ahora. Mencioné a la muerte como una transformación. Nacimiento, vidas, días, instantes y muerte son transformaciones. Entonces si referenciamos la visión de la muerte como una transformación obtenemos conciencia sobre la naturaleza de la muerte. Dejamos de percibirla de la manera tradicional y la congoja y sufrimiento por la perdida de los seres queridos es mas llevadera. Por consecuencia el sufrimiento disminuye en intensidad. Reitero que las referencias que ya he mencionado es importante no perderlas de vista.
El budismo tibetano reconoce seis bardos. El bardo del nacimiento, el de los sueños, el de la meditación, el que precede a la muerte, el absoluto, el del devenir.
El bardo thodol se ocupa del cuarto al sexto porque son los relacionados con la muerte.
Es importante notar como la meditación bien practicada se encuentra en un bardo tan profundo. Muy cercano al primer bardo de la muerte. En algún sitio leí una frase que hacía alusión a la meditación como una práctica de la muerte. Significa que cuando se practica la meditación completa que constituye en la fase relajante y posteriormente la meditación analítica para pasar a la meditación consciente. En esta última fase estaremos situados en un nivel de consciencia sutil. Donde se produce el estado mental iluminado que no es otra cosa que libre de ignorancia. Una mente así puede entrenarse. Se conseguirá entonces paz verdadera. Quietud. Conocimiento y un estado de cese de sufrimiento. Un estado de comprensión en el que somos concientes de que el sufrimiento no llega de fuera hacía dentro. Al menos la mayor parte. Y el ahorro de cantidades considerables de dinero en psicólogos.
Pero retomando el tema del bardo Thodol. Según las instrucciones un lama es el indicado para encaminar en el proceso al moribundo o recién fallecido. El lama se sitúa al lado del agonizante y lee las instrucciones iniciales y toda la asistencia que requiere el ritual de liberación. Desde mi punto de vista, el punto de vista literario, es un tema que me fascina. Me hace pensar a su vez en esa genial novela de Mo-Yan “La vida y la muerte me están desgastando” que es un tratamiento literario magnifico del tema de la reencarnación.
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