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lunes, 11 de febrero de 2019

Los agachados




Otra vez el problema de la gasolina en México. ¿Qué es exactamente lo que pasa? ¿Por qué nadie dice algo? ¿Se puede o no se puede hacer algo al respecto del robo de
combustible?
A menudo me suelo preguntar ¿Qué se necesita para que la democracia funcione de forma adecuada? Puedo inferir una respuesta en función a lo que veo. A mi realidad social. Todos hablan bien de la democracia, en ese aspecto creo no disentir. Pero, por supuesto, no representa el hilo negro de la madeja; conlleva sus pros y sus contras. Y uno muy importante que yo veo y del que nadie habla, es el relativo a que para conseguir resultados satisfactorios, la democracia “se supone dirigida a sujetos dotados de discernimiento y criterio” y es, por desgracia, el punto débil de México. Considerando que el Mexicano promedio lee un libro al año y una guarnición mas o menos notable de Reader´s Digest, lecturitas infames sobre farándula, y el gusto por una “música” que es mas un insulto al intelecto, yo me pregunto: ¿Cómo puede llevarnos a buen termino la democracia con gentes sin discernimiento?
No me gusta ensuciar mi blog con temas sobre política pero esto es algo en verdad muy grave. Al extremo de llegar a tener discusiones y peleas por tratar de surtir unos cuantos litros de gasolina, creo que habla mucho sobre la verdadera solidaridad del Mexicano. Yo de verdad no sé quién  inventó esa etiqueta de que el Mexicano somos solidario. Como todo el genero humano, mas bien creo que solo esperamos untarnos las botas con la grasa del cadáver de nuestro vecino. No soy una persona que confíe en el buen samaritano, quizás esté equivocado pero la experiencia me ha enseñado otras cosas.
Cada periodo de elecciones sucede lo mismo. Bien Si “X” presidente no funcionó, probemos con “Z” bueno “Z” tampoco funcionó, intentemos con “H” y que dios se apiade. Yo creo que una democracia basada en un razonamiento tan pobre termina por ser dañina. Al final sale peor el remedio que el mal.
Y ahora estamos viendo los resultados. ¡Hemos permitido una vez mas, a la fecha, que un payaso y un populista demagogo se hiciese con el timón del país! Tan dados somos aquí en México al azar y al gusto por la adivinanza, que lo pongo como tal. No es difícil saber de quién hablo.
¿Cómo realmente se consigue un cambio verdadero? Dejo abierta esta pregunta a su consideración.

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