No estoy seguro cual sea
la razón, pero últimamente he estado
pensando mucho en Nabokov. Y
recordé (no sin causarme gracia) la enorme lista de cosas que
odiaba. A menudo la gente critica mal a quienes dicen odiar esto o
aquello. “Esta loco, no hay quien lo aguante” pero algunos locos
son realmente divertidos. Creo que todos los artistas caminan sobre
la raya de la locura; por eso son artistas.
Soy de la idea de que si
no hay incomodidad, molestia, necesidad por decir algo, sencillamente
no hay obra de arte. Seamos honestos; quienes buscan arte, no buscan
precisamente la belleza. Creo que esta es una de las principales
falacias que la academia engendró y alimenta en su definición de
arte. O al menos yo no he conocido a nadie que busque en el arte lo
bello, mucho menos en la poesía. El termino bello es tan difuso que
resulta peligroso hablar de él. No sabemos ni siquiera que es
exactamente lo bello.
Años atrás podía
aguantar una obra de Dostoievski, ahora entre mas años pasan me doy
cuenta que Dostoievski es tan intenso que puede resultar mortal para
un viejo pesimista. Y eso que no soy tan viejo. Cuando intento releer
una obra de Dostoievski o de Ivan Turgueniev siento como un pinchazo
en lo vivo. Debo parar, agarrar otra cosa o de lo contrario se que no
la pasaré muy bien. De mas joven podía con esa carga.
Lo mismo me pasa con
ciertos escritores estadounidenses que describen la vida de pueblos
sureños willa cather, Flanery O Connor, o las novelas de los
Japoneses, ozamu dazai por ejemplo. También me sucede con Kafka.
Y esto es porque la
literatura nos crea un desasosiego, nos deja con un remanente de
inquietud respecto a la vida real. Se lo que digo. La literatura es
peligrosa.
Hasta hace relativamente
poco mi concepción del amor era netamente de la época romántica,
sin yo llegar a sospecharlo siquiera. ¿Cómo era posible? Quizás
tendrían que ver todos esos libros que leí en su momento. Pero de
alguna manera terminé embelesado por ese perfeccionismo de
caracteres, entrega, intensidad y pasión que siempre admiré en
segundo plano. Aquellas historias o esos arquetipos de personajes
pueden ser muy peligrosas. Con el paso de los años me di cuenta que pretender vivir bajo el ideal Romántico Aleman, solo podía desencadenar en una neurosis arrasadora. El choque con la vida real es terrible, son como lava y agua. Brutal.
De esto ya hablaré en
otra ocasión.
Como decía: para mí,
Nabokov siempre ha sido una de las personalidades mas atrayentes de
la literatura. Me gustaría dejar registrada aquí toda esa lista de
algunas cosas que odiaba, de cualquier forma, esta lista esta extraída del
libro “Vidas escritas” de Javier Marias.
“Le molestaba
enormemente que le atribuyeran influencias, fueran de Joyce, Kafka o
Proust, pero sobre todo de Dostoyevski, al que detestaba,
considerándolo «un sensacionalista barato, torpe y vulgar». En
realidad detestaba a casi todos los escritores, Mann y Faulkner,
Conrad y Lorca, Lawrence y Pound, Camus y Sartre, Balzac y Forster.”
“aborrecía a cuatro
doctores —«el doctor Freud, el doctor Zhivago, el doctor
Schweitzer y el doctor Castro de Cuba»”
“Sus manías y
antipatías, no obstante, llegaban mucho más lejos: odiaba el jazz,
los toros, las máscaras folklóricas primitivas, la música
ambiental, las piscinas, los camiones, los transistores, el bidet,
los insecticidas, los yates, el circo, los gamberros, los night-clubs
y el rugido de las motocicletas, por mencionar sólo unos pocos
ejemplos.”
“Lo irritaba la gente
que encomiaba el arte «sencillo y sincero», o que creía que la
bondad del arte dependía de su sencillez y sinceridad. Para él todo
era artificio, incluidas las emociones más auténticas y sentidas, a
las que no fue ajeno.”
Un libro suyo muy
recomendable son sus apuntes sobre literatura de cuando dictaba
clases en la universidad de Wellesley y Cornell, se titula “Curso
de literatura Europea” para quines busquen indagar mas en sus ideas literarias.
Casi cualquier libro de Nabokov me deja complacido, y siempre vale la pena.
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