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miércoles, 8 de agosto de 2018

La última vez que hicieron el amor




La última vez que hicieron el amor

Aquella tarde Larry llegó temprano de la oficina cargando una caja llena de sus objetos personales; un cuaderno de hojas amarillas, una lapicera con algunos bolígrafos, gomas de borrar, un resaltador de textos. La fotografía de Carol con su hijo Charly abrazando a Scotty sobre el césped.
Carol lo vio entrar desde la ventana de la cocina y lo siguió con la mirada por el senderito de la entrada. Tiró del tapón del desagüe, miró como el agua formaba un remolino y se secó las manos en el delantal. En ese momento Charly se encontraba jugando con su amigo Hans en el patio trasero. Se entretenían bebiendo coca cola, tratando de resolver un libro de laberintos. Charly tenía siete años y Hans su amigo, nueve.
Cuando Larry entró a casa y puso la enorme caja sobre la mesa Scotty se dejó ir sobre él.

-Scotty, buen chico, buen chico.
El perro se anudaba entre sus pantorrillas y arañaba su pantalón.
-Ahora no Scotty, vamos ¡Vete!
-¿Cariño que sucede? -preguntó ella con cierta gravedad, frontándose las manos en el delantal- ¿Qué te pasa?
Larry se tomó su tiempo. Scotty se tiró patas arriba.
Larry le rascó un poco, luego dio unas palmaditas y señaló la puerta del patio. Cuando el perro hubo salido y lo observó como si estuviese orgulloso de él dijo con voz algo apagada;
-¿Recuerdas que te había hablado del recorte de personal?
-¡Larry tu...! -Carol presionó las manos sobre su pecho- oh dios mio.
Larry se dio un par de golpes seguidos en la frente y maldijo en voz baja,
-Maldita suerte, Maldita suerte... -repitió.
Y se dejó caer sobre la silla del comedor con la cara entre las manos. Carol se puso detrás de él y le colocó las manos en los hombros.
-Cariño tranquilo ¿Tenemos el seguro de paro no?
-tenemos el seguro de paro -repitió.
-Bueno, ya veras como encontraras algo. También yo encontraré algo. Tenía que pasar no te aflijas.
Pensó en lo afortunado de tener el apoyo de Carol. Pensó en eso y en la suerte que había corrido al haberse casado con una linda chica. Y puso su mano sobre la de ella.
-Oh dios... -suspiró. Luego dijo mas tranquilo- Carol. No quiero hablar de esto por el momento ¿Con quién esta Charly?
-Hans, el chico de los Brown ¿recuerdas?
-¿Los Brown? ¿Su padre es el tipo aquel que cayó del tejado? ¿El policía?
Carol no contestó. Parecía aletargada. Al fin dijo.
-Cariño, ve y toma un baño, relájate. No creó que sea conveniente que Charly nos vea así. Tu, ve y toma un baño y enseguida te sirvo la cena.
Carol dio unas palmaditas sobre sus hombros y un beso en la mejilla. Luego la vio entrar a la cocina y escucharla trajinar. Fue a la ventana del salón y pudo ver a Charly y a su amigo junto al cerezo con la vista clavada sobre el libro y los lapices de colorear.

Desató los cordones de sus zapatos, abrió el grifo de la bañera y mientras se llenaba terminó por desnudarse. Entró al agua, se frotó el cuerpo hasta que la piel se tornó rojiza, luego se acomodó y cerró los ojos.
Carol entró al cuarto de baño y se sentó sobre el retrete.

-He preparado algunas Hamburguesas con papas fritas para los niños. Luego he mandado a Charly a casa de Hans.
Larry, asintió.
-¿Así que ha sucedido? -preguntó ella.
-Cariño no se que hacer -dijo él.
-He pensado tomar algún empleo nocturno -contestó ella.
-No lo sé. No se si sea buena idea. Tal vez debamos pensarlo mejor. ¿Qué hay de Charly?
Ella no dijo nada. No la veía pero podía adivinar que tenía miedo. Así que corrió la cortina y puso su mano sobre la de ella.
-Carol, Carol...
Entonces vio que estaba llorando.
-¡Oh Larry! Estoy asustada, cariño. Hoy han requerido el pago de la hipoteca... Tenía pensado que quizá...
-Lo sé -dijo Larry
Larry salió de la bañera. Le abrazó y le dio unas palmaditas en la espalda.

-Bueno, ya esta... todo irá bien. Todo irá bien.
Se decían cara a cara.
-Ya veras como saldremos de esta todos. Nosotros tu y yo Carol, y Charly... Ya veras, oh dios.
¿Por qué la vida tiene que ser tan difícil?
Ella le besó. Se deshizo del vestido y se apoyó en la pared. Larry le besó el cuello y fue bajando despacio. Cuando retornó, ella levantó la pierna y la apoyó en el hombro de Larry para que pudiera penetrarla. Cuando terminaron y Carol hubo salido, el agua aún estaba agradable. Larry regresó a la bañera, se puso ambas manos en la cara y se hundió completamente en el agua jabonosa aguantando la respiración el mayor tiempo posible. Al menos así no podría pensar.
Fue la última vez que hicieron el amor.

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