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miércoles, 25 de diciembre de 2019

Crónica de una entrevista para empleo



El lugar era al fondo. A un costado de la zona de maniobras de los camiones de carga. Atravecé desde donde los choferes de trailers aguardaban aparcados su turno para descargar. Algunos comprobaban los neumáticos, lavaban la cabina y otros mantenían el motor en ralentí. Trailers larguisimos con matriculas procedentes de todo el país que olían a lubricante y Diesel crudo.
Yo llegué primero. Luego se unieron otros dos. Eramos en total tres en el grupo. Todos con el gafete prendido de la camisa. Yo llegué primero, aparqué en el area que acababa de cruzar y tenía necesidad imperiosa de ir a orinar, tres latas de cerveza y un café antes de marcharme de casa tendrían que salir tarde que temprano, naturalmente.
Nos pasaron en fila india a una recepción que olía a desinfectante y parecía sala de espera de consultorio dental. Nos sentamos formados en una banca de asientos duros. Nadie hablaba, la recepcionista tecleba y tecleaba. Menos mal que esto irá rápido pensé porque si hay algo que en verdad me molesta es esperar.
Arriba, frente a donde aguardabamos sentados, estaba fijada al techo una camara de seguridad contrapuesta a otra. La única puerta mas inmedita era por donde habiamos entrado y solo se podía salir si el guardia de afuera, desde su puesto, accionaba la cerradura eléctrica mediante un interruptor.
No hablabamos nadie.
La recepcionista pidió nuestros datos. Los trabajadores entraban y salian y se perdían en sus oficinas de al fondo como si se los hubiera tragado la tierra.
Despues pasó una media hora y yo con mas necesidad de ir a orinar. Comenzaba a creer que de no estarnos estudiando delante de un monitor, simplemente les gustaba jugar con el tiempo de los demas, o no tenían respeto alguno, ni entendimiento de la vida. Ni de que el tiempo de un hombre es limitado y que es un crimen abusar del tiempo de otros; lo cual era algo muy negativo para ellos. Pero al menos las empresas no te engañan al respecto, son honestas, es un atributo que es obligado reconocer; desde un primer momento apuntan a la cabeza y nose andan con ambages.
En el centro, junto a una planta de fantasía, había una mesa repleta de literatura infame, revistas de farándula y periódicos amarillistas de nota roja. Junto a la recepcionista un bidón de agua purificada y cucuruchos de papel para servirse.
Tres de los chicos con los que entré se dejarón ir por las revistas. Yo ni loco tocaría eso. Ademas, estratégicamente era aberrante. Podían estarnos estudiando frente a un monitor, si yo fuera uno de ellos lo haría; y eso, sin duda, dice mucho. Quién no pueda estar un momento sin hojear algo o mirando el teléfono denota mucha vacuidad. Yo no necesito de eso en las salas de espera. Me limito al placer de observar puramente. Y ahí no faltaba que observar; todas esas mujeres bien vestidas y de piernas elegantes que ocupaban cargos administrativos. Pero trancurrió otra media hora y aún seguían sin llamarnos. Estaba negociando la necesidad de ir a desaguar las birras. Pero no me agradaba la idea de estar ausente cuando empezaran a llamar.
Esperé otro cuarto de hora y estaba comenzando a sentirme muy incomodo, en parte por la espera injustificada y por mi vejiga que estaba a punto de reventar, pero nadie protestaba, nadie decía nada, estaban hechos de cal y mortero. ¡Hombres de granito! Yo no podía estar simplemente ahí como un maniqui hecho de madera sin quejarme. Así que ¡total! decidí que iría a orinar. Golpeé el cristal, hice una seña y el aguardía accionó la cerradura eléctrica.
-¡oiga ¿No hay baños en este sitio o qué?!
-Los de los visitantes están a la vuelta.
-¿Estan muy lejos?
-Algo. Deberías aguantarte.
-No lo creo -dije
-¿A cuantas entrevistas de trabajo te has presentado?
-¿Eso a que viene? -dije.
-Mi consejo es que a la proxima tires el agua antes de presentarte a una entrevista. ¡lo entiendes!
-¡Es que bebí cerveza!
-Ah, ¿y vienes a una entrevista de empleo bebido?
-¡Olvídelo!
Dí la vuelta a la nave. Había otra sección de trailers aparcados. Me metí en una callejuela. Al fondo ví un transformador y justo enfrente, pasando un pasillito estrecho descubrí los baños. Nadie los vigilaba. Estaban solos y una barra de luz blanca titilaba. Cualquiera podía entrar y cagar siempre que quisiera.
Cuando volví estaba un asiento vacío. ¡Protesté!
-¿Señorita que ha pasado con el chico que estaba aquí?
-¿Qué chico? -¡Espabile por dios, pensé- ¡oh ese! Lo han llamado.
-¡Por dios yo estaba citado a las cuatro en punto, me han robado mas de una hora...! Ademas el se ha registrado mucho despues de mí.
-Lo han llamado ha usted primero pero se ha salido, no es culpa mía. No pueden desperdiciar el tiempo esperandole. Son formas de agilizar el trabajo.
-Por favor no le estoy culpando.
Entonces me dijo que enseguida pasaría.
Veinte minutos mas tarde la cerradura electrónica sonó. Una mujer gorda entró y anunció el nombre del otro chico.
-¡Sigueme a bodega! -dijo- volteó a verme y me dijo- ¿Tu eres el que va para motociclista?
-Vendedor en motocicleta -corregí- Mi compañero te atenderá en un momento.
Pasaron quince minutos. La luz del sol había comenzado a declinar. Tenía ganas de orinar otravez, me transpiraban las manos, sentía un vacío en el estómago y yo estaba a treinta kilómetros de casa. Me dieron ganas de cagar. Sentí tanta molestia que tuve el impulso de arrancarme el gafete de un tirón y largarme de ahí. No sin antes decirles sus cosas, les diría...
-¡HABER, USTEDES CRETINOS, PIENSAN QUE ME MUERO POR TRABAJAR EN SU JODIDA EMPRESA, PIENSAN QUE USTEDES ... HIJOS DE...PUEDEN JUGAR CON EL TIEMPO Y LA VIDA DE LOS DEMAS... DE LA GENTE Y SU NECESIDAD...
En eso sonó el teléfono. La recepcionista hablaba muy bajo. Me quedé agudizando el oído y tratando de leerle los labios, dijo con esa vocecita diminuta, con cierto tonico.
-BueeEEeenoooo... ¿Siiiiiii? ¡No me digas queee! ¡Oh my god! ¿Mientes? ¡UPS! ¡JIJIJI! ¡JIJIJI!... Te lo mando... ya pues, te lo mando JIJIJI.
¿Te lo mando? -¡No podía ceerlo!
Colgó el teléfono y me dijo sin mirarme.
-¡Vete a recursos humanos!
-¿Vete? Y para colmo se mostraba igualada
quise contestarle.
¡No recuerdo haber dormido con usted, pero si me refresca la memoria...!”
Ante todo soy un caballero. Logré dominarme y no le dije nada.
Recursos humanos estaba del otro lado de la nave en una puertecilla blanca. Había dos escritorios. Una mujer jugaba solitario en el ordenador. Y el otro lo ocupaba un hombre con cara de hemorroide y unos pelitos de mazorca echados hacia un lado. El hombre me pidió que me sentara.
-¿Y bien...? -leyó en un papel- ¿Y bien Miguel Angel cómo te enteraste del empleo?
¡Cómo te enteraste! -pensé” ¿Acaso no hay buenos modales? Pero dije hmmmm. Sonreí. Y simulé intriga:
- Oiga, de donde ha sacado usted mi nombre. ¡Esa información! -pregunté
-¿Cuál Miguel Angel? ¿esta? Me ha llegado por correo del portal de empleo. Tienes veintisiete, estudiaste...
-Bien pues ahí me enteré. En el portal del empleo.
La mujer soltó un ¡Pujjj! Gutural...
-Manolito ahora si estuviste brillante.
El tipo se puso como un camarón.
-¡Es cierto -dijo Manolito- JAJAJA, JAJAJA!
La mujer se desternillaba de risa. Y Manolito solo hacía: ¡JAJAJAJAJA! Pero estaba inflamado como una hemorroide. De poder metería la cabeza en el retrete. Yo no me reía. A esas alturas ya sabía que no me iban a dar el empleo. Un empleador tenía que sentir ese aire de superioridad sobre el candidato y Manolito no lo había conseguido. No es mi culpa.
Aún así la entrevista continuó:
-¿Qué fue lo que le llamó la atención del empleo?
Eso estuvo mejor. ¡Ahora era señor! Intercambiaria los papeles.
-Manolito, para ser honesto el horario.
-¿El horario? ¿Qué hay con el horario?
-Me parece muy comodo, y pues dije vaya... Son mis horas mas productivas, contactaré con la gente de esta empresa y no hay nada que mas me entusiasme que trabajar para una compañia que se preocupa por sus empleados.
Nuevamente se puso como un camarón y se acomodó los pelitos de Mazorca. Solo que ahora dudaba.
-Bueno, el horario que vió no es exactamente...
-¿No es exactamente que? -dije- no comprendo.
-quiero decir que no es exactamente el real.
-¿Ah no?
-No. Me adelantaré un poco...
Comenzó a soltar una verborrea imparable sobre la historia de la compañia. No me interesaba, realmente estaba harto... Fingí escucharle y asentir lo que decía, pero no le escuchaba. Mi mente estaba ausente. Fue un momento de “PAUSE” Mi espíritu salió a dar una vuelta por ahí, dejó el piloto automático y salió a dar una vuelta. Duró muchisimo hablando. ¡Oh Cristo! No puedo creer que alguién viva para aprenderse eso de memoria. Sentía como si cada minuto que pasaba se duplicara. Al fin dijo:
-¿Comprende usted?
Mi espíritu regresó.
-Completamente -dije.
-Pues le repito. Para este empleo tan noble e importante para nosotros, la compañia decidiría su hora de salida. Pero por lo regular, será no antes de las nueve de la noche. Luego de entregar pedidos, elaborar facturas, bitácora, entregar el équipo.
-¿Quiere decir que no me puedo llevar la motocicleta?
-Es correcto.
-¿Por qué le importa tanto el horario? Yo trabajo todo el día. Todos trabajamos aquí todo el día.
-Si claro. Por supuesto pero mi abuelito esta muy enfermo y tengo que llevarlo todos los días para que le laven la sangre. ¿Entiendes Manolito? ¿Sabes lo que es, que le laven la sangre a una persona todos los días?
Se quedó pasmado.
-Lo imagino.
-¿De verdad?
-Bueno la verdad es que no.
-Pues mi primero introducen una aguja de calibre #34 en la carótida.
-¡Calibre 34!
-Treinta y cuatro -reafirmé- es una bomba, de un lado extraen por tubos transparentes de diámetro de cinco centímetros... y la sangre se transfiere a unos filtros donde se mezcla con unos detergentes que...
-Esta bien, no me gusta eso Miguel, no me gusta eso. Pero volviendo a lo del empleo hay oportunidad de crecimiento, vales para juguetes...
-Mira dejame pensarlo.
-Bien, le llamaremos
-Como quieras Manolo.
-Lo haremos.
-Le estaré esperando.
Me estrechó la mano y salí al aire libre. Ya estaba oscuro. Los camiones continuaban realizando maniobras y una fila de estibadores aguardaban para el trabajo nocturno. Fui por la moto y me largué de ahí.
Mi primer entrevista de trabajo había sido un desastre. Miguelito no encaja con nadie es la verdad. Siempre ha sido un inadaptado y un marginado. El único sitio propicio para Miguelito era su taller rodeado de sus motores aceitosos. Ahí se estaba bien. Tendría que olvidar lo de pedir empleo y continuar con el taller.
Por lo demás era una buena noche, ya sabrán algunos lo que es conducir motocicleta en una noche de Verano. Así que pronto me olvidé de todo y regresé a casa lo mas despacio que pude.
Había luna nueva. Y esa noche recuerdo que estuve mucho rato mirándola y bebiendo.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Y sin embargo se mueve




Galileo como hombre de ciencia llegó a la conclusión de que, en realidad era irrelevante el hecho de convencer que la tierra se mueve en torno al sol. El llegó a la conclusión de que era así. Su deber era anunciarlo. No pedía credulidad. Tenía las bases para demostrarlo, como no tenía necesidad de que le creyeran o no. Ahí estaba. Era un hecho ajeno a él. Como hombre de ciencia se limitaba a señalar, razonar, mostrar y listo. Se podría argumentar que obró son sabiduría e indiferencia, y no por cobardía. Por mucho que no le creyesen, nada cambiaría la verdad. ¡Y sin embargo se mueve!
Caso distinto el de Sócrates, al ser un hombre de ideas complicadas de demostrar, y aveces indemostrables, se veía continuamente en la necesidad de defender a capa y espada su concepción de las cosas y la vida.
Existe una diferencia enorme entre estos dos casos. Ciencia vs filosofía.
Intentaré ser mas explicito: Sócrates era sus ideas, sus ideas eran Sócrates; no podía traicionarse a sí mismo. Galileo señalaba: ¡Heyyy, miren, miren eso: la tierra se mueve alrededor del sol, Copérnico tenía razón! Tómenlo o déjenlo, da igual. El tiempo hará su trabajo, y con su permiso tengo muchas lentes que perfeccionar. 
No podemos negarnos a nosotros mismos excepto que sea para un cambio. Para corregir y echar a tierra viejas ideas y vicios arraigados. En tal sentido sería injusto tachar a Sócrates de haber obrado con menos sabiduría.

domingo, 3 de noviembre de 2019

¿En qué creo?



La creencia supone inseguridad. Existe pues una relación tácita y consustancial entre ellas dos. Inseguridad es lo mismo que falta de conocimiento ante los objetos.
Existen las creencias de diversos tipos que resultan ciertas o falsas; lo sabemos por experiencia. El descubrimiento de una verdad parte de una creencia. Muchas ideas nuevas tienen su origen en una creencia.
Existen creencias que parten de hechos evidentes, comprobables, aunque aveces indemostrables; de todas las creencias estas son las que valen para algo.
La creencia en una amistad es comprobable, pues existen hechos que la evidencian, no obstante, a pesar que no es posible demostrar la amistad verdadera; y mas aún que tales hechos, no sabemos si son genuinos, y no obedecen a otro tipo de sentimiento.
Mas sin embargo es válido decir: “Creo en la amistad y creo en el amor”
Pero no considero así las creencias del tipo religioso (atribuyendo en este caso lo que comúnmente se entiende por religión) las creencias religiosas carecen de vestigios, carecen de puntos de apoyo y de algún tipo de soporte cualquiera, son flotantes, dogmáticas, se tienen que creer sin exigir ningún tipo de prueba. No son creencias que desemboquen en verdades, y mucho menos creencias constructivas. Uno puede proclamar “Creo en mi mismo” sabes que esto es genuino porque existe el autoconocimiento, y de todas las cosas que existen por conocer en este mundo, nosotros mismos somos el objeto mas inmediato.
El principio de todo pensamiento y descubrimiento de verdades parte de una creencia, por eso es falsa la idea de que exista lo que se llama un incrédulo puro.
Así mismo muchas hazañas se han visto impelidas por una creencia.
Existen creencias arraigadas desde la infancia, producto de la educación y nuestro contexto social que solo llevan a un estancamiento pleno. Nuestra tarea es saber discriminar y tener el carácter de deshacernos de muchas creencias de ese tipo. Distinguir entre las creencias que nos conducen a una verdad y las que solo benefician egoístamente o perjudican. 
Así entonces me justifico: "No soy un incrédulo, hay ciertas cosas en las que creo y no son pocas"

viernes, 18 de octubre de 2019

Estado Buda



Acabo de leer el libro del último premio nobel Peter Handke; “Los avispones” y encontré una idea que me fascinó: “El despertar, luego de un sueño, es un breve periodo en el que nos encontramos libres de nuestra consciencia” se refiere a que hay un momento, ese momento justo en el que despertamos y nuestro “Yo” brilla por su ausencia. Todo requiere un breve momento para ajustarse y que nuestros patrones y consciencia salga de su letargo.
Ahora sabemos de que se trata. Nos parece un fenómeno conocido. Todos lo hemos sentido pero nos ha pasado desapercibido por la razón de que no hemos permanecido atentos. 
Buda mostró que todos tenemos un estado “Buda” interno. Se refiere a un estado de consciencia. Una especie de núcleo que se recubre con capas a medida que vivimos; el mejor estado posible es retornar a esa verdadera naturaleza, libre de todo apego y atadura. Todos tenemos una verdadera naturaleza y necesitamos aprender a conocerla, de lo contrario la vida será mas dura.
Solo me gustaría agregar que el estado Buda no se consigue usando el intelecto, ni la fuerza de voluntad, sino mediante un trabajo interno. Sigo defendiendo la idea de que existen cosas que no se comprenden de la manera común.

sábado, 5 de octubre de 2019

A un maestro verdaderamente sabio, a un querido amigo.





Cierta ocasión, mi amigo y yo, manteníamos una charla sobre la vida. Quiero decir sobre las cosas que vamos viviendo conforme el tiempo
pasa, y el día a día. Sobre todas esas vivencias, errores, aciertos y desatinos que todos hemos experimentado y seguiremos experimentando, seguramente. El le suele llamar, a eso, la experiencia de la edad.
Entre los dos dista una diferencia de edad muy notoria; en estos momentos él tiene sesenta y dos años, yo soy relativamente mas joven, con veintinueve. Próximo a los treinta no dejo de sorprenderme y de decirme, a mí mismo ¡tres décadas y aquí sigues! Cada quién viviendo a su manera y a sus posibilidades. Es increíble.
Peor aún estaba cuando tenía quince o catorce y creía que era invulnerable.
En ocasiones no hemos estado de acuerdo en algunos aspectos; pero es fácil de comprender, si nos ponemos a pensarlo: ¡La vida no se ve igual a los 29 que a los 62! forzosamente no. 
Yo a menudo sufro de la impulsividad, la impaciencia y la hiperactividad propia de la edad, la lengua se me va de paso, y pretendo comerme el mundo, es mi vanidad, es el tinte de inmadurez si se puede ver de esa manera. Él por su parte es una persona bastante reflexiva, calmada y juiciosa. Sabe lo que debe no decir, y lo que debe decir en el momento oportuno. Sabe que vivir el instante es lo que mas importa. Y que nada más tiene sentido realmente. Enseña sin dar lecciones, sin usar las palabras, enseña sin estar presente, enseña sin juzgar, en silencio, sin ser abrumador, enseña con lo mas interno de si mismo, lo mejor de su espíritu...
Ha dejado atrás todas esas etapas que aún me faltan por descubrir.
Tenemos una amistad bastante singular para ser honestos: nuestros dos únicos gustos en común son los temas de mecánica de motores, y los animales; el amor y el respeto por los animales.
Ahora me he convencido de que hay cosas que se aprenden con el paso del tiempo, y que no están en los libros, ni estarán, como mencionaba en otra entrada; “lo que se puede leer en los libros que hablan sobre la vida es ceniza de hombres muertos” siempre hay algo que es imposible expresar por medios comunes.
La noche pasada he tenido un sueño bastante peculiar. Nada complicado. Mas bien diría bastante ramplón, pero que me iluminó con lo que yo creo una gran verdad, no es difícil convencerse de que las verdades son universales. Eran simplemente dos tuercas girando a lo largo de una varilla roscada, cada tuerca con un sentido de avance diferente al de la otra, por algún motivo estaban ahí, giraban por si solas, hasta que llegaban a juntarse, sencillamente, y se unían con solidez; sin modificar en absoluto sus características físicas. Tal hecho en la realidad sería imposible. En ese momento desperté y la definición llegó a mi mente. “La amistad es eso que une dos carácteres tan dispares y contrarios”
Todos creemos que la amistad es mas sólida entre mas cosas tengamos en común. Me he dado cuenta que no. Y todo esto se lo debo a mi querido amigo, él me ha hecho poseedor de esta gran verdad, de la forma que ya comentaba; sin lecciones, sin palabras, sin ser abrumador y sin sermones.
Quisiera poder decir: ¡Estos sabios abundan, lo cierto es que no... y yo tengo la dicha de ser amigo de uno de los pocos que hay!
Gracias por todo amiguin, tengo tantas cosas aún que aprender de ti.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Carácter



Le había estado viendo por varios meses. La última vez pensé que sería buena idea regalarle un libro. Fue uno de poemas de Oscar Wilde. Dedicado. No recuerdo lo que escribí, o quizás si pudiera pero no quiero recordarlo. Creo que es mejor así. Uno guarda recuerdos dolorosos aveces.
Bueno, llega un momento en que te has liberado de esa situación y son solo recuerdos. Por lo que a mí respecta me gusta recordar. Creo que no tiene nada de malo cuándo no te lastiman. Puedes mirarlos como instantáneas, sacarlos por las noches, estando en calma, relajados y mirarlos. Y si eres capaz de observarlos sin sentirte lastimado entonces esta bien.
Pero aquello me resultó una situación bastante dolorosa, y no exagero. Me puse muy mal y me lo tuve que tragar sin saliva. Quiero decir; quería comentarlo, sacarlo con alguien, que alguien me escuchara, pero al mismo tiempo no quería. Además ¿a quién carajos le podía importar?
Me costó mucho superarlo. Fueron días complicados en los que no paré de realizar autoanálisis. Pero creo que la culpa la tuve yo, quizás puse demasiadas expectativas en algo que no podía ser. ¿Me explico? tengo el defecto de ser extremista.
Aveces sucede.
Hace un par de semanas me topé aún con una carta que le escribí, estaba cerrada... eran algunos poemas que compuse para ella. La destruí. No quiero decir que ya no duela. Bueno, evito merodear por los lugares que ella frecuentaba; pero si creo que lo estoy llevando bastante bien. Voy tirando palante. En lo personal he comprendido que para mí es mejor así. Me siento convaleciente pero liberado.
Nunca antes me había sentido tan libre como ahora y es sensacional.
Aquella fue una experiencia muy fuerte que me aclaró muchas cosas de mi mismo respecto a la vida.

A mi me ha ayudado mucho, anotar todo lo que siento. Y en todo puedo ver momentos de mi vida y aveces esos pequeños poemas me muestran días de felicidad o días de desdicha. Ha sido como una catarsis. Yo puedo saberlo, yo al leerlos puedo evocar como me encontraba en esos momentos, o por lo que estaba pasando.
A pesar de todo creo que uno no es tan frágil como parece. No necesitamos de muchas cosas para vivir si nos ponemos a pensarlo. Creo que todo reside en el carácter, en vencer el miedo, no digo que simplemente nos arrojemos, para nada, todo debe ser de manera gradual y a nuestro ritmo. El punto importante es comprender que no debemos apegarnos a nada. Solo con carácter podemos resistir. 
Lo que si puedo asegurar es que si a este momento las cosas cambiaran respecto aquel asunto, yo seguiría de largo. 
¡CAPITULO TERMINADO! 

lunes, 16 de septiembre de 2019

El duque Huan y el carretero


Hallábase el duque Huan leyendo en el piso de arriba de su residencia, mientras debajo el carretero Bian labraba una rueda. Dejó éste el martillo y el escoplo, subió al piso de arriba y preguntó al duque Huan:
«Osaría preguntar al duque qué se dice en lo que está leyendo».
«Son dichos de hombres sabios» —respondió el duque.
«¿Viven aún esos hombres sabios?» —preguntó el carretero.
«¡Están todos muertos!» —exclamó el duque.
«Pues entonces, lo que lee el señor son los posos de los antiguos hombres».
«Cuando mi persona lee —dijo el duque Huan—, ¿cómo osa un carretero opinar a su antojo? Si eres capaz de darme razón de tus palabras, pase; que como no puedas, he de ordenar tu muerte».
«Vuestro siervo —dijo el carretero— ve las cosas desde la experiencia de su oficio. Cuando labra una rueda, si la hace holgada, entra suave pero no queda bien sujeta; y si estrecha, queda dura y no entra. Ni holguras ni estrecheces, sino lo que conviene a la mano y responde a la mente. La boca no puede declarar ese arte misterioso que hay entre los dos extremos. Vuestro siervo no ha podido comunicárselo a su hijo, ni el hijo de vuestro siervo aprenderlo de su padre. Por eso a los setenta años sigue vuestro siervo labrando ruedas. Cuanto los antiguos hombres no pudieron trasmitir ¡está tan muerto como ellos! De modo que lo que lee el señor son los posos de los antiguos».

Extracto Chuang Tsé
 
»En la época en que reinó la perfecta virtud, no se veneró a los sabios[48], ni se dio poder a los hombres de talento. Los de arriba eran como las ramas altas del árbol[49]; y el pueblo, libre como los ciervos del campo. Eran honestos, pero ignoraban lo que era la justicia; amábanse unos a otros, mas no sabían qué era la benevolencia; veraces, sin saber qué era la lealtad; hombres de palabra, ignoraban lo que era la confianza[50]. Teníanse con sencillez y se ayudaban mutuamente, mas no lo hacían por ejercitar la virtud. De ahí que sus actos no dejaran huella, y que sus hechos no se trasmitieran a la posteridad».


 

viernes, 13 de septiembre de 2019

De noche



Debía ser alrededor de la una o las dos de la mañana. No recuerdo. Lo que si sé es que fue después de que el bombillo del cuarto de baño se quemara. Es comprensible si pensamos que trato de vivir, en cuánto a lo posible; lo mas desatento del reloj. Antiguamente las sociedades no se ocupaban tanto del tiempo. Solo lo básico. Su antes y ahora y su después estaba marcado por el nacimiento, la procreación y la muerte. Todo iba así hasta que el humano se dio a la tarea de inventar los relojes para hacer esto un poco mas miserable y mantener mas controladas a las hordas. Natural. El azote de la humanidad es nuestro propio razonamiento. El pensamiento acarrea muchísimos problemas. ¿Cuando aprenderemos?
Pero aquella noche lo único que recuerdo es que tenía una pesadilla y hacía calor. Me levanté algo agitado y permanecí unos instantes en la cama. A menudo me sucede, inclusive tengo un cuaderno atiborrado de pesadillas. Era una noche muy silenciosa y podía distinguir perfectamente las cosas de la habitación. Como dije, era una noche muy pacifica, transparente, casi etérea, eléctrica, con una luna muy nítida como suelen ser las noches de Verano. Me levanté al baño a orinar, jalé la cadena, y, normalmente no lo hago pero esa noche lo hice, y eso es lo que cuenta. No sé explicar porqué, simplemente lo hice; supongo que quizás fue porque no pude resistir la tentación de ver todo tan cristalino; me asomé por la ventanita del cuarto de baño y entonces fue cuando la vi. Una especie de sombra que se movía furtivamente entre la hilera de autos estacionados, junto al parque, a la altura de los juegos infantiles. No se podía mirar desde ningún otro punto de la casa. Soplaba un leve vientecillo porque si se ponía atención lograba percibirse el chirrido de los columpios. Aguardé un instante mas o menos que consideré suficiente y la volví a ver. Era una mujer. Vestía un pijama holgado y se cubría con una especie de abrigo largo. No pude distinguir si calzaba pantuflas pero por su manera de andar debía traer zapatos deportivos. Cruzó el parquecillo infantil y fue hasta la altura de las jardineras de los narcisos, miró a ambos lados, dio un par de vueltas a la jardinera, luego se quitó la especie de abrigo y cayó de rodillas cerca de la jardinera. No podía distinguir bien pero parecía como si estuviese llorando, pues se cubría el rostro, no sé, estuvo así un momento preciso, en cierto instante parecía que rasgaba la tierra con sus manos, al fin se puso el abrigo nuevamente y regresó por el mismo camino hasta perderse por el lateral de los edificios. Esperé un poco mas, pero ha excepción de una luz de una ventana que se encendió unos segundos y se apagó casi de inmediato, y los ladridos de un perro a lo lejos, no sucedió nada mas. Hay tantas cosas que me gustaría entender pero como dije: aveces es mejor tratar de no pensar.

Deseo



Ella y él habían discutido. Entonces ella dijo que estaba harta y él manifestó que también estaba harto. De forma que ella dio media vuelta y la vio alejarse rumbo al embarcadero. Llevaba unos Jeans negros algo ajustados.
El volvió al apartamento, entró a la habitación y comenzó a preparar sus maletas.
Se lo merece” pensó. “Se merece que se sienta culpable” Cuando vuelva ella sabrá que esta vez será definitivo. Colocó la maleta sobre la cama y la llenó con su ropa.
Luego fue a la cocina y se sirvió una copa. Estaba de suerte había una botella de ginebra sin abrir. Encendió un cigarrillo mientras se bebía la copa con lentitud, a pequeños sorbos. Y pensó en su otra vida que podría llevar. Pensó en aquella anciana que había sido amiga de su madre y tenía una mueca tan alegre cuando murió y que a él de pequeño le daba asco. Aunque no comprendía porque tuvo ese recuerdo, realmente.
Esperó hasta las diez. Entonces fue a la cama. Le despertó el ruido de la puerta. El encendió la luz. Ni siquiera se molestó en mirar el reloj. La vio ahí de pie. Trató de recordar lo que iba a decir. Pero después de todo no tenía importancia lo que quisiese decir o lo que no.
-No te quería despertar
-No importa -contestó él.
-Supongo que quieres saber si...
-No -contestó él- no me importa.
Ella se quitó la ropa despacio y entró a la cama.
El apagó la luz nuevamente. Seguía sin ver el reloj.
¡El tiempo me tiene sin cuidado! Pensó.
Ella estaba vuelta hacía la ventana. No sabía si dormía. Estaba muy quieta. Y la noche era muy oscura. De pronto ella encendió la luz de su lado y dijo:
-Frank ¡Por dios! ¿Qué es lo que nos pasa?
El se incorporó. Se frotó la cara y dijo:
-Quién lo sabe, quién lo sabe, en realidad.
Y miró la maleta preparada en el rincón de la habitación. No sabía si ella la había visto pero ha decir verdad: ahora ni siquiera estaba seguro de nada.

Todo estará bien



Desde donde estaba podía mirar buena parte del paisaje. Los tejados de las casas antiguas de Verona, mas allá, del otro lado del Adigio, la torre de la plaza de la Madonna. Mas al Noroeste la torre de Lamberti. Era un día soleado. Una ave pasó planeando un poco mas arriba, el hombre pudo mirar la sombra proyectada sobre el tejado de las casas vecinas.
Llevaba desde antes del amanecer mirando por el balcón con las puertas abiertas, sentado en una silla, y comenzaba a entrar un frescor bastante agradable, sin viento, solo un frescor pero que anunciaba un día algo caluroso. Ahora eran las Diez. La ciudad estaba completamente despierta. Los bocinazos y los ronquidos de los autos. Los pregones de los repartidores de periódico, y de los vendedores de leche fresca a caballo que regresaban con los recipientes vacíos. El hombre aún vestía el traje con corbata desanudada del día anterior, fumaba y bebía de una botella de Ginebra.
Había una nota deslizada por debajo de la puerta desde hacía por lo menos una media hora. Desde que habían comenzado los llamados insistentes.
Luego como saliendo de aquel letargo, el hombre, restregó la colilla de su cigarrillo sin lograr apagarlo del todo, ignoró la nota del piso, se quitó el saco de su traje y extrajo un revolver de la cajonera. Había cuatro tiros en el tambor.
Todo estará bien” pensó. No dolerá.
Y todo sucedió muy deprisa.
Abajo los bocinazos y los ronquidos de los motores de los autos y la atmósfera saturada de olor a gasolina fresca.
Abajo los pasos de gente que va y vuelve de un sitio a otro.
Arriba la colilla del cigarrillo aún humeante y el vaso a medio beber.
Y mas allá la torre de la plaza Lamberti, y la de la Madonna y las aves y el cielo y la mañana soleada y fresca.

sábado, 31 de agosto de 2019

El sol como una peste de nausea


La sociedad no avanza nunca. Retrocede tan rápido por un lado como avanza por el otro. Experimenta cambios constantes; es materialista, civilizada, cristianizada, rica, científica; pero estos cambios no son mejoras. No te da nada sin llevarse algo a cambio. Se implantan nuevas técnicas y se pierden viejos instintos.”
Ralph Waldo Emerson


Percibo falta de amor en la sociedad. Ahora tenemos el Internet, tenemos las llamadas telefónicas, los mensajes instantáneos: nunca el hombre había estado tan mejor comunicado pero nunca tan solo.
Se puede estar muy solo aún estando en compañía. ¿Me explico?
Pareciera que el egoísmo se ha acrecentado. ¿Por qué nadie se da cuenta de que sin amor las raíces de la desdicha proliferan?
Aveces cuándo nos sentimos apesadumbrados tratamos de llenar nuestros vacíos (que claramente podemos percibir como se generan desde lo mas entrañable de uno mismo) asistiendo a un concierto, yendo al cine, con la música, con la literatura, yendose de copas, buscando sexo. O simplemente no haciendo nada, esperando que algo suceda.
Siempre buscando algo de lo que depender y todo por la falta de verdadero amor.
Ni siquiera tenemos una vaga idea de lo que significa el amor. ¿El amor son palabras dulces? ¿Qué es el amor exactamente? ¿escuchar al otro? ¿decir te quiero, te amo? ¡Siempre podemos hacerlo por mero compromiso! Las palabras dulces son arma de doble filo. Podemos crearle una dependencia a un sujeto vulnerable y eso seguro que es de lo mas ruin que podamos hacer.
El amor ni siquiera es el contacto sexual, este tan solo un analgésico para olvidar nuestros pesares por minutos.
Es increíble lo que la escritura ayuda. Apenas llevo estas pocas lineas tratando de sacarme de mi interior cierta espinita y ya me siento un poco mas aliviado, porque yo escribo esto para descargar un poco todas las cosas jodidas del día a día y salir adelante.
Uhmmm...
He podido observar algunas cosas. El juego no trata de tener compañía. Lo que puedo percibir es una sociedad que interactúa; he visto grupos de amigos que se van a una noche de copas, están los colegas de la oficina por ejemplo, los compañeros de clase, la chica que puedes conocer en el bar... Pero siempre está presente esa falta de amor, de cariño y entrega. Vamos por ahí erráticos en un engaño de una amistad y amor en los términos que solemos entenderlo. Esto nos convierte en meros fantasmas, convierte al sol en una peste de nausea y los días se hacen monótonos y grises. Raíces grises de egoísmo que proliferan y aniquilan cualquier otro tipo de manifestación mas pura.
¿Pueden sentir a lo que me refiero con “el sol como una peste de nausea” un cólera en días de canícula.
No sé si alguien mas habrá tenido esta percepción. Yo la tengo continuamente. Hay diferentes tipos de soledad. No me desagrada la soledad siempre y cuándo no sea generada por el egoísmo. Ese tipo de soledad es muy perjudicial y solo sirve para alimentar mas de lo que todos tenemos: soberbia y vanidad.
El amor es algo que no se puede explicar, simplemente surge. No se puede comprender con el intelecto. He podido observar gentes que dicen amar, pero al mismo tiempo dicen odiar ciertas cosas. ¡quién ama no odia!es algo básico. 
Desde mi punto de vista, al igual que la amistad y la humildad, estos son conceptos a los que nunca encontraremos una definición precisa.
Pero he tenido la fortuna de sentir el cariño hacía un amigo, y he descubierto que no importa si solo es una persona la que queremos en este mundo, si ese amor, ese afecto y cariño son genuinos, habrá afecto hacía el resto de los seres humanos y animales y afecto por nosotros mismos. Lo cual nos coloca en un estado de verdadera dicha. 
Siempre he creído que la relación entre afecto y amistad es inversamente proporcional al número de amigos, me explico; "A mas amigos, menos afecto y amistad, a menos amigos, mas afecto y amistad" de ahí que se puede proclamar que "Dime el número de amigos que tienes y te diré quién eres" 
He podido experimentar lo que significa la amistad espiritual, sentir muy cerca la presencia de alguien a quién quieres por muy lejos que se encuentre.
No sé si me de a comprender.
Creo que es todo por hoy.

martes, 6 de agosto de 2019

Sueños


Respecto a los sueños se pueden decir algunas cosas. Se dice que
mientras no se consiga un estado mental, digamos: “sin conflicto” nuestra mente no para de soñar porque las situaciones emergen de nuestro inconsciente. Con situaciones me refiero a problemas del día a día, a traumas, prejuicios o apegos de la naturaleza que sea. Yo considero que esto tiene mucha razón, he podido experimentarlo en algunos casos.
Los científicos aseguran que siempre soñamos: "Si no se sueña es porque algo anda mal". Aún en el caso de que aseguremos no haber soñado nada apenas despertamos. 
 
A mí en lo personal me gusta soñar. Como todos, aveces sueño cosas simples, sencillas, y aveces mis sueños son mas extraños y elaborados. He tomado mucho gusto por los últimos. Los sueños eran una fuente poderosa de material para los artistas del surrealismo.
Tengo un cuaderno de apuntes donde registro mis sueños mas significativos y que no permito que vea nadie. Es privado. En manos de un buen psicoanalista se pueden deducir infinidad de información personal. Para ellos los sueños son oro molido, simplemente.
Si mal no recuerdo en un libro de Freud, no estoy seguro si era “El libro de los sueños” o “Tótem y tabú” menciona haber definido el carácter del Matemático René Descartes, basándose en el análisis de una serie de sueños extraños que Descartes menciona en su “Discurso del método”
Un pasaje muy famoso. Quién guste leerlo, le podrá encontrar fácilmente en el discurso del método de René Descartes.
Pero de todo lo que se dice de los sueños yo prefiero quedarme con lo mas literario. Hay quién me tacharía de charlatán, no me importa. Hace unos días me encontré con un cuento popular Chino, en un libro titulado “Los cuentos fantásticos de China”
Lo que me parece mas fascinante es el punto de vista de que el sueño nos permite vivir aquello que de otro modo no podemos vivir. Ya decía en una entrada pasada, este mundo se mueve por deseos, y esos deseos que nos son inalcanzables se nos cumplen en sueños, saltamos todas las barreras. Soñar también es vivir, porque al fin y al cabo, como dice el cuento, pasamos la mitad de nuestra vida soñando. 
Se parece un poco al acto de escribir. Para algunos escribir es vivir aquello que siempre han deseado vivir. Para otros, quizás, significa otra cosa.
Entonces la pregunta es ¿los sueños se detienen en un estado ausente de deseos?  
Para quién desee leer el cuento, aquí lo transcribo:

SUEÑOS
El jefe del clan Yin, en el estado de Chou, poseía una gran hacienda y sus siervos trabajan sin descanso de sol a sol. Había entre estos uno ya viejo, cuyos músculos estaban agotados de tanto esfuerzo, pero el jefe del clan seguía encargándole las labores más duras. El anciano se quejaba mientras se enfrentaba diariamente a sus tareas. Por la noche dormía como un tronco, insensibilizado a causa de la fatiga, el espíritu muy decaído. Y todas las noches soñaba que era el rey del lugar, que mandaba a todo el pueblo y que se encargaba de todos los asuntos de estado. En el palacio andaba de fiesta en fiesta sin preocupación alguna, y todos sus deseos se veían satisfechos. Su gozo no conocía límites, pero por la mañana despertaba y volvía al trabajo.
A los que querían consolarle de la rudeza de su labor, el anciano les decía:
-El hombre vive cien años, la mitad son días y la otra mitad son noches. De día soy un criado vulgar y las tribulaciones de mi vida son como son. Pero de noche soy señor de hombres y no hay satisfacción mayor. ¿De qué he de quejarme?
El ánimo del jefe del clan estaba ocupado en asuntos mundanos; toda su atención la absorbía la propiedad. Agotados el cuerpo y el intelecto, también el quedaba insensibilizado a causa de la fatiga cuando se echaba a dormir.
Pero noche tras noche soñaba que era un criado que no paraba de trabajar. Se le trataba mal, se le despreciaba, recibía bastonazos y aguantaba todo cuanto se le venía encima. Hablaba entre dientes y se quejaba en el sueño y solo se tranquilizaba con el alba.
El jefe del clan planteó el problema a un amigo, que le dijo:
-Tu situación económica te da más riqueza y honores que a nadie. El sueño en que eres un criado no es más que el ciclo de la comodidad y la tribulación; tal ha sido desde siempre la ley de la fortuna humana. ¿Cómo iban a ser iguales tus sueños y tu vigilia?
El jefe del clan reflexionó a propósito de la observación del amigo y dulcificó las faenas de los siervos. Redujo también sus preocupaciones y de este modo obtuvo un poco de consuelo en sus sueños.

lunes, 5 de agosto de 2019

Whale 52


Yo jamás habría imaginado que la tierra pudiera albergar tanta soledad
W.H.H

El Océano guarda muchos misterios. Casualmente estoy leyendo el
libro “Los mares grises sueñan con mi muerte” del escritor ingles William H. Hodgson y de manera simultanea me encuentro con la noticia de que en el año de 1989 un equipo de científicos de la institución oceanográfica de Woods Hole que realizaban trabajos marinos descubrieron un extraño canto emitido a una frecuencia de 52Hz.
Los científicos luego de departir sobre el asunto llegaron a la conclusión de que no podía tratarse mas que de un cetáceo, pero de una especie desconocida y quizás única, pues la frecuencia de canto de las ballenas es significativamente inferior: de entre 10 y 39Hz por lo que ninguna ballena es capaz de acudir a los llamados de 52Hz.
Así que se ha podido observar que se trata de “la ballena mas solitaria del mundo”
Ha estado surcando la bastedad del océano sin ninguna otra compañía que ella misma, y lanzando llamados una vez al año en espera de una respuesta que nunca retorna. Todo en vano.
El equipo de científicos estuvo monitoreando su desplazamiento por rutas que son infrecuentes para las ballenas, sin un rumbo y patrón determinado, y descubrió que la ballena estuvo mandando el mismo canto en busca de pareja una vez al año, desde 1989, que fue descubierto hasta, el 2004, año en que se dieron a conocer los trabajos a la comunidad científica.
He indagado un poco pero al parecer no se ha publicado nada mas sobre esta investigación en estos últimos tiempos. 
Sin mas que decir.

 

martes, 9 de julio de 2019

Mecánica de la vida (1)

Diferencias
Una diferencia importante entre el hombre rústico y el hombre complicado, estriba en que el último posee deseos de una naturaleza mas irrealizable, costosa y complicada de lograr. Paralelamente el hombre rústico desea cosas sencillas de proveer. De ahí que el hombre complicado presente un carácter mas descontentadizo y neurótico. Y se considere al otro como un sujeto henchido de felicidad. Mas sin embargo, lo cierto es que ambos se encuentran espoleados por un factor dominante: los deseos.
De tal forma es común que entre los hombres de categoría (llamémosle) “complicada” la dicha sea un estado extraño.

Deseos
Existen deseos de tipos y características diversas y de fuerza e impetuosidad, también, distintas. De entre los deseos mas potentes e impetuosos podemos encontrar “el deseo sexual” aún muy por arriba del deseo de poder y económico. O del deseo de una vida libre de desdichas y calamidades; O del deseo de no desear nada; O del deseo del bien.
Así pues el motor de la vida son esos deseos con independencia de su naturaleza.
Los deseos son aún de una fuerza superior al temor de morir, pues al dejarles superados, la muerte pasa a tomar otro concepto; dejamos de percibirle como la peor de las tragedias.
Terminar con los deseos es entrar en un estado de inmovilidad y calma absoluta. El juego de la vida se detiene y experimentamos una muerte en vida; como un lago que deja de tener oleaje y al que ni el viento ni las aves rizan su superficie y en él no hay mas que agua. Las apariencias terminan y se puede ver que la vida y sus pasiones son una esfera hueca.

Vida
La fuerza motriz de la vida proviene de los deseos.
A lo largo de la vida los deseos sufren incesantes mutaciones y cambios. Algunos se fortalecen convirtiéndose en pasiones. Otros duran demasiado poco, son transitorios o tienen una duración media. Algunos se desvanecen con el tiempo y llegan ha desaparecer, al fin, en años avanzados de nuestra vida. Otros no suelen tener mayor importancia para nosotros. 
Existen los que nunca desaparecen. Y los que de alguna manera creemos que nos llevan a ser mejores seres humanos. Estos últimos son de una categoría mas elevada que el resto. Del miedo depende el éxito de las religiones.
El miedo proviene de la posibilidad de que nuestros deseos no sean alcanzados o se vean amenazados; o de perder lo que hemos considerado conquistado y valioso.
(una madre que teme por sus hijos, un amante que teme perder el amor de su vida, o el temor de convertirse en aquello que mas se repudia...)

La vida esta constituida por una cadena interminable de deseos. Así como las aguas provistas de oleaje bambolean una embarcación de arriba a abajo; así los deseos mueven nuestra existencia. Una vez que se identifica un deseo, se lucha por él, se alcanza, se termina, y otro deseo llega a suplantarlo y el proceso se repite. Si se logra mantener esa cadencia sin interrupciones, el sujeto suele declarar por lo general “estar henchido de felicidad, y que la vida no es fácil, pero luchando por lo que se desea, se logra” es pues una sensación de vida. La vida fluye, y lo que le impulsa son las sorpresas que esta depara; que no son otra cosa que el advenimiento de nuevos deseos.

Fatalidad
Los deseos engendran deseos que desembocan en la culminación de un deseo mas imperioso. Así el desear todo aquello que nos haga sentir mas poderosos, mas importantes, mas amados o valorados son algunos casos...
Por lo general, si el deseo no se cumple, las consecuencias suelen ser frustración y depresión, y perdida de valores humanos. Entonces la vida toma un dejo de incertidumbre y de desesperanza. Así los amantes prefieren el suicidio, ante la posibilidad de verse perdidos (casos mas trágicos).
Los deseos producen confusión y embotamiento del raciocinio y arrastran aun estado nada conveniente, en el que no se percibe el mundo como en realidad es: ilusión.


Notas: Cuaderno de notas 2019, Miguel G.

sábado, 22 de junio de 2019

El suicidio mas bello del mundo


Ya lo he manifestado en otras ocasiones: a mí me parece que la muerte tiene una fuerte componente de belleza pero que es necesario saber sentir. No es algo que se pueda intelectualizar. Aveces creo que intelectualizar es la manera mas efectiva de aniquilar muchas de las cosas valiosas de la vida; no es lo mismo estar en silencio interno con uno mismo tumbados bajo una noche azul, de verano, y escuchar el llamado de apareamiento de los grillos en un estado sensorial, a captar todo eso con el intelecto y comenzar a filosofar, aquí ya estamos perdiendo mucha de la fuerza que esa situación nos ofrece.
Así que hay cosas que solo se pueden entender sin el intelecto.
Yo la primera vez que me dí cuenta de la belleza de la muerte fue durante el velorio de un tío. En realidad yo nunca había visto un muerto tan de cerca (apenas unos 30 cm) recuerdo que yacía a mitad de la sala velatoria dentro de un ataúd de esos a los que levanta la tapa superior y se puede mirar al difunto para desearle lo que sea. Yo no quería verlo. Tenía miedo (no del muerto) si no de cualquier otra impresión sensible que pudiera desatarme. Lo demás iban y lo miraban y exclamaban “parece como dormido” bueno al final me decidí. Pensé que bueno o desagradable podía traer consigo algo nuevo, y me decidí a mirar: conforme me acercaba fui distinguiendo la punta de la nariz afilada y blanca. Luego la frente y poco a poco sus facciones se me fueron revelando hasta que estuve a un lado del féretro. En efecto parecía dormido con mucha placidez y emanaba esa belleza de la que hablo. No estuve demasiado ahí. Tan solo un instante porque de ser a mí, no me gustaría tener un arsenal de mirones y curiosos contemplando mi cadáver. Pero me llevé aquella imagen en la mente. No mencioné a nadie aquello que había descubierto, me lo reservé para mí solo, porque no lo entenderían y no quería que me tildaran de un perturbado o algo por el estilo, no quiero parecer pretencioso, (no es mi intensión) pero esas cosas no se le dicen a cualquier persona de pensamiento vulgar. No estaba triste, ni asustado, estaba maravillado por lo que había visto. ¿Alguien mas lo veía?
La siguiente ocasión fue cuando murió mi perro. Conservo una foto momentos antes de sepultarle; está en una entrada anterior. No puedo mirar mucho esa foto porque me quema las retinas de la belleza que irradia”
Pero también podemos admirar la belleza de la muerte en otras manifestaciones de la naturaleza. Las hojas caídas en Otoño o los mismos árboles muertos creo que son buenos ejemplos.

Hace algún tiempo me encontré con el caso de Evelyn McHale, una chica de 23 años de edad que en 1947 tomó la decisión de suicidarse arrojándose del Empire State Building para terminar cayendo sobre una limusina aparcada junto al bordillo de la acera y dejando a todos envueltos en una enorme bruma de dudas e interrogantes que nadie nunca atinó a contestar. Era una chica que aparentemente todo lo tenía: a unos días de contraer matrimonio, hermosa, inteligente, sensual y con un futuro muy prometedor y unos padres que le amaban y la podía amar fácilmente cualquier hombre.
Cerca del lugar se encontraba el fotografo Robert Wiles que capturó la fotografía que pueden ver arriba y que mas tarde la revista LIFE calificó como “El suicidio más bello del mundo”
Debo admitir que es un caso que me ha dejado bastante impresionado, y siempre lo estaré, por lo que no puedo dejar de registralo en esta especie de cuaderno de apuntes. Bueno, la imagen lo dice todo.

lunes, 10 de junio de 2019

Juego de azar

Supongamos una chica que se llama Adriana. Supongamos un chico que se llama Pedro. Adriana es ama de casa y madre. Pedro, conductor de colectivo. Una mañana Pedro se levanta quince minutos a las seis, dos minutos antes o después de lo acostumbrado. ¿Toma un baño? Quizás no lo hace, quizás si lo hace. ¿Toma algo de alimento? Quizás no lo hace, quizás lo hace. Quizás este casado, quizás no... quizá se encuentre deprimido, o eufórico. Puede que pasara la noche con una amiga y se ha demorado en despedirse o no se ha demorado. No lo sabemos.
Y comienza su día. Se toma su tiempo con el motor al ralentí, o tal vez no. Y comienza su jornada mas pronto, mas tarde o a tiempo.
Ese mismo día Adriana tiene planeado salir temprano. No desea molestar a su marido, le pide que descanse. Necesita atender unas cosas urgentes. Quizás el pequeño ha estado enfermo. Quizás ha estado consumiéndose en fiebre. A lo mejor no. Lo que si es cierto es que decide tomar un baño antes de salir y preparar algo de alimentos. Solo que quizás su esposo le ha dicho:
-¡Cocinaré mas tarde si tengo hambre, no te preocupes!
Y ella es posible que contestara:
-Lo hago ahora y tu lo pones al fuego mas tarde...
Puede que si, puede que no.
Entonces ella decide ir en auto. Acomoda al pequeño en el asiento trasero, se demora o lo hace rápido, da igual, o puede que no de igual.
Es una hora muy movida, hay embotellamiento. Decide seguir o decide tomar un atajo. Supongamos que decide el atajo. Llega a un sitio con menos afluencia de conductores: acelera. Un peatón se cruza; frena. Continúa algo rápido antes de la luz Roja, pero no lo logra. Se detiene en la luz roja y cuando el semáforo cambia, arranca suavemente.
Todo sucede muy deprisa. Los destinos se cruzan. El auto es embestido por el vehículo de Pedro. Es como apagar la luz. Todo ha quedado a oscuras. Puede que despierte, quizás no. No lo sabemos.

Siempre me ha llamado la atención la manera en que las vidas se encuentran. Hace unos días estuve hablando con una chica a la que sucedió un pequeño incidente de ese tipo. Un chófer de colectivo se estrelló contra su auto aparcado. Ya cuando estaba mas tranquila me dice:
-Creo que son las energías... se han juntado. Pero un milagro me salvó de no haber estado yo ahí en ese momento...
El Mateḿatico Henri Poincaré en su libro “ciencia y método” habla un poco sobre lo que se conoce como “la suerte” “el azar, la casualidad”
Ofrece un punto de vista mas positivista sobre el asunto. El sostiene que eso que nosotros llamamos el azar o la suerte, trata solamente de algoritmos; de pasos bien definidos y ordenados y consecuencias relacionadas que desembocan en un fin determinado; de una serie de hechos concatenados cuya relación es tan detallada, minuciosa y exhaustiva que escapa a nuestra capacidad de comprensión. 
Me siento inclinado a pensar de esa manera. De cualquier forma no se puede negar que es interesante el hecho de pensar en una multitud de vidas paralelas que algún día llegarán a cruzarse por destino, por azar o por lógica.
En la literatura existen muchos ejemplos de ello. Una de mis obras favoritas es Manhattan Transfer, de John Dos Passos y La región mas transparente, de Carlos fuentes... en ambas se encuentra el mismo factor: los personajes discurren sus vidas de forma paralela, cada uno, en su día a día, en sus clases sociales a las que pertenecen, con su rol en la sociedad, con sus pasiones y sus traumas. Aveces llegan a cruzarse, aveces en varias ocasiones, o han estado a punto de hacerlo.
Fuera de la ficción es algo que vivimos a diario y solemos pasar desapercibido. A mí siempre me ha gustado el misterio de esa serie de pasos que permiten cruzarse a dos extraños o juntarse a una multitud simultáneamente. Lógico. Nadie se conoce. Nadie le tomará importancia a un hecho así, a menos que el encuentro sea entre conocidos, fatal o amoroso. Pero resulta inquietante imaginar las acciones que habrá hecho esa persona para coincidir de esa manera con otras.

Tengo un amigo muy querido en Argentina. Pasa por un momento complicado puesto que tiene la misión de apoyar a su esposa con el cuidado de su suegra que sufre una enfermedad postrante y progresiva.
Cierta vez hablando le dije:
-¡Mira, piensa que si no te has casado con tu querida esposa, nunca habríamos llegado a conocernos!
¿Lo has pensado?
Sencillamente porque de no haberle conocido a ella, nunca habría tenido que cuidar de su suegra y por lo tanto no habría tenido necesidad de pasar largas horas en internet, y quizás nunca habríamos entablado una conversación en los foros. De ahí nació una fuerte amistad.
Creo que este asunto del azar es algo fascinante. Solo falta un pequeño ajuste, una pequeña vuelta de tuerca para cambiar una vida por completo.
Pareciera un juego siniestro en el que la muerte también juega. Reitero, creo que es un aspecto fascinante de la vida.

sábado, 8 de junio de 2019

Engaños


He estado pensando en esa frase de Maquiavelo que dice: 
 “Quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar”
 He podido observar que los hombres muy frecuentemente nos llegamos aferrar a la mentira. Nos gusta que nos engañen. Giovanni Papini en su autobiografía “un hombre acabado” decía; 
<<Queríamos engañarnos y soñar; una de las frases más repetidas entre nosotros era que, era preciso beber a grandes sorbos de la copa de la quimera>>
En lo personal, yo no puedo vivir en el engaño. Bueno, respecto a esto hay una gran diferencia que es necesario aclarar. Por supuesto, uno vive frecuentemente en un engaño mientras la ignorancia respectiva no se disipe, eso es natural. Lo que me parece inconcebible es pretender vivir al amparo de la mentira, aún cuando la verdad ha salido a la luz.  ¡Me da mal de hígado, siento coraje conmigo mismo y mucha, pero mucha rabia.
La pregunta es: ¿Por qué decidimos continuar en el engaño luego aún de mostrarse evidente?
Creo que todo tiene que ver con la necesidad. Los hombres siempre estamos necesitados de todo; de afecto, de sexo, de seguridad, de satisfactores. Nos da miedo salir de nuestra zona de confort y de seguridad. No queremos ir a la deriva, ni deseamos experimentar cosas nuevas. Es ese miedo el que nos empuja a negar la verdad o voltear la espalda. Si una mentira enmascarada con las palabras mas dulces y persuasivas nos lleva a sentirnos en la gloria, difícilmente podremos arrancarle de nosotros aunque ardamos en coraje cada que se muestre la verdad. Aveces preferimos vivir en la mentira.
Aquí lo mas delicado es darnos cuenta de lo vulnerable que somos ante los demás. Lo dependiente que nuestra vida y dicha se vuelve hacía ciertas proyecciones ficticias.
Preferimos creer en una amistad falsa y voluble al temor de perderle. Preferimos las construcciones deformadas de nosotros mismos al temor de aceptar quienes somos.
Preferimos creer, vivir y sostener el espejismo de la mentira porque nos proporciona eso que deseamos escuchar.  
¡Qué complicados somos los seres humanos!

jueves, 2 de mayo de 2019

En el vientre de la bestia


Hay un tipo que te quiere dar por el culo a todas horas. No te deja. Te acosa. Te sale en los sitios mas solitarios. En los rincones apartados. Tu lo evades pero de alguna forma es como una sombra. Temes que llegue la noche y pueda arreglárselas para entrar y reventarte el culo mientras duermes; junto con sus compinches, todos esperando su turno. Así que no duermes y entras en un estado de paranoia. Tampoco te duchas por la misma razón. Y te sientes a punto de enloquecer. No hay posibilidad de que alguien te ayude. Todos cuidan sus espaldas. Por las noches piensas en tu vida. No eres un tipo para estar ahí. Si tan solo las cosas hubieran sido distintas. Si se pudiera regresar el tiempo. La situación te va arrinconando psicológica y físicamente hasta que tomas una decisión de tres posibles.
1.-Le entregas el culo y pasas a ser un objeto de su propiedad, hasta que otro le destrone y pases a ser de un nuevo dueño.
2.- Te suicidas
3.- Le matas.
Tanto la primera y la última te hacen parte del sistema carcelario. Te permiten definir tu Rol dentro de prisión. La única manera de ganar respeto entre una sociedad carcelaria es usando la violencia. Si un preso roba a otro preso cualquier bagatela, sabes que tienes que ir a por ese tipo aunque no te importe. Es tu deber. Y tratar de arreglártelas para hacerlo sin que seas investigado. Todos los presos saben que lo hiciste pero nadie dirá nada. Tu “státus” ha subido, en algunos casos. Pero la violencia engendra violencia. Y se termina entrando en el juego. Una cosa te lleva a otras y te abre otras opciones. Y de a poco miras caer tu humanidad, y tus valores. Pasas a ser una bestia. Los sentimientos ya no importan. La condena ha subido. Dejas de tener esperanzas. Te has convertido a fuerza en otro individuo.

Bueno esas son una de tantas situaciones que suelen vivirse en la cárcel. Uno apenas sabe de esas cosas lo que se ve en las películas o se cuenta por ahí de quienes han estado en esas situaciones.
He estado leyendo esa famosa correspondencia que el convicto Jack Henry Abbott mantuvo con el escritor estadounidense Norman Mailer y que por instancias de este, logró publicarse en forma de libro con el título de “En el vientre de la Bestia”
Abbott fue un criminal “autodidacta” que estuvo encarcelado desde que tenía unos doce o trece años. A los treinta y siete años y tan solo habiendo pasado unos cuantos meses en libertad fue liberado gracias a la intervención y ayuda de Norman Mailer, para volver a asesinar al poco tiempo a un camarero y regresar a prisión donde en el 2002 le encontraron muerto en su celda. Al parecer se había suicidado, aunque existieron otras sospechas.

En el vientre de la bestia” es un libro bastante incómodo por desgarrador e intenso. Es difícil leerle sin ponerse algo nerviosos o evitar que los ojos se humedezcan.
En el se describe al sistema carcelario estadounidense, el tipo de torturas a los que eran (o son) sometidos los presos y la dureza con que son tratados por los “yoguis” (los guardias carcelarios)
Fue un intercambio epistolar que sucedió cuando Abbott se enteró de que Mailer estaba escribiendo un libro llamado “La canción del verdugo” sobre Gary Gilmore, ejecutado en 1977 por el asesinato de dos personas en Utah.
En el prólogo del libro Mailer escribe:

Un escritor recibe varios centenares de cartas de extraños al año. En general, quieren algo: que uno lea su obra o escuche el relato de su vida para escribirlo. En cambio, aquella carta ofrecía una instructiva información. Abbott había leído una nota en un periódico según la cual yo estaba preparando un libro sobre Gary Gilmore y la violencia en Estados Unidos. Quería advertirme de que muy pocas personas saben gran cosa acerca de la violencia en las cárceles. Ninguno de los autores que había leído sobre el tema parecía tener la menor idea al respecto. Creía que los hombres encarcelados durante cinco años seguían sin saber poco menos que nada del asunto. Probablemente se necesitaba pasar una década detrás de los barrotes para que una percepción auténtica de la vida carcelaria calara en uno psicológica y físicamente. Abbott concluía que, si me interesaba, él creía poder aclarar ciertos aspectos de la vida de Gilmore en prisión.”
Aquí pongo un extracto del libro:

Los guardianes no te hablan. Eres ganado, sin la facultad de la razón. Una vez me indicaron la dirección de un lugar en el extremo de la jaula de ejercicios, y me empujaron para que fuera hasta allí porque los guardianes, en su desprecio, no reconocían que un prisionero pudiera comprender la razón.
En aquella época los guardianes prescribían por sí mismos inyecciones de drogas de fenotiaceno tan potentes como el proxilin… y todas estas drogas son peligrosas. No te matarán, pero con toda la certeza te dejarán incapacitado. La verdad es que te lobotomizan.
Me atacaban con tal constancia y arbitrariedad en mi celda, que al cabo de un tiempo mi deseo de alivio físico era tan fuerte y penetrante que cuando al fin cesaba el ataque de los guardias y abandonaban mi celda, a veces tenía una erección alentada por la desesperación y el dolor.
En aquellas condiciones tenía que masturbarme en busca de alivio, pero sin ninguna visión en la mente, la imaginación. El simple acto físico de acariciar el pene tras innumerables exposiciones a los ataques es suficiente. Es algo totalmente físico e involuntario.
Si fuera un hombre ordinario con malentendidos corrientes, fácilmente podría haber interpretado mal lo que sucedía en mi interior. Podría haberme equivocado hasta el punto de convertirme en un masoquista sexual, o un sádico. Podría haber confundido este acto de liberación con un acto sexual de amor. Podría haberme viciado con toda facilidad.
¿A cuántos prisioneros les ha ocurrido?
A los prisioneros se les inculcan actos de violencia constantes y detallados, concienzudos e implacables, de manera que se forme en ellos una especie de sospecha defensiva automática de todo el mundo. Esta sospecha ha sido llamada paranoica.
Surge más de la creencia adoctrinada que llegan a tener los prisioneros que de los agravios que les infligen. Casi conscientemente acaban por dirigir hacia sí mismos una violencia suicida, tanto mental como física.”

“…UN EX POLICÍA FUE destinado a la prisión. Había arrestado a alguien que conocí una vez. Era uno de esos clásicos cerdos belicosos. Supongo que andaría por los treinta y cinco años. Uno se le acercó en el patio y le dijo lo que sabía de él. El poli rogó que no lo divulgara, y el tipo accedió. Le propuso que se endeudara con algunos presos que yo conocía. Cuando al poli se le acabó el dinero para pagarles, el otro tipo se hizo cargo de la deuda. Eso significaba que había comprado al poli. Allí estaba él, con los ojos muy abiertos y cagado de miedo, cuando sucedió esto. Más tarde, el que le había comprarlo y varios de sus amigos estaban hablando conmigo en el pasillo, y el poli pasó por allí. El tipo al que le debía le llamó para que se acercara. Se limitó a mirarle y le dijo: «Acabo de vender tu deuda. No me debes nada. Le debes a este». Y le señaló a un hombre que le hizo recorrer toda la zona y aceptar cosas a crédito de una docena de presos. El poli se suicidó unos días después. Por alguna razón no pidió protección en la cárcel. Eso era lo que querían que hiciera. No habían querido matarle.
Aquel poli era un típico sucio puerco que hubiera podido pasar por un patrullero que recorre en un turismo la autopista de Georgia. En el exterior usaba la brutalidad para obtener información de la gente. Creo que tuvo su merecido. No es corriente ver a un ex-policía en una verdadera penitenciaría. Todavía me intriga el saber por qué destinaron allí a este. ¡Algún pez gordo debía haberse enfadado con él!”

Lo que en definitiva me impulso a leer este libro fue la figura de Abbott; como un hombre privado de las experiencias y sensaciones de la vida; y la que llegó a conocer por medio de los libros y los grandes filósofos. Una vida trágica marcada a fuego por el sufrimiento. 

En el prólogo Mailer dice:



En cierto punto de su correspondencia, Abbott se refiere a cómo consiguió su educación leyendo libros que su hermana obtenía de un librero amigo. Durante los cinco años y medio que pasó en la sección de máxima seguridad leyó, con una intensidad que se refleja en su propio estilo, a autores como Niels Bohr, Hertz, Hegel, Russell, Whitehead, Carnap y Quine. Entre todas sus lecturas, la de Marx fue fundamental. En Abbott hallamos el fenómeno de un delincuente juvenil, educado en reformatorios, que da muerte a cuchilladas a otro recluso, toma drogas cuando puede y lee libros en la sección de seguridad máxima durante cinco años, hasta que apenas puede tenerse en pie, y luego, al igual que Marx, trata de percibir el mundo con su mente y llega a tener una visión de conjunto de la sociedad. La audacia del delincuente juvenil se transforma en la osadía del intelectual autodidacta. Es difícil imaginar lo que debe ser vivir solo con semejante apetito y adquirir el plato fuerte de la cultura sin la sopa que lo acompaña. Abbott intenta comprender el mundo, lo domina mentalmente, pero durante toda su vida adulta solo ha pasado seis semanas en el exterior. Conoce la prisión como el barquero mitológico conoce el río que cruza para llegar al reino de los muertos. Pero Abbott solo conoce el mundo a través de los libros. Es el noble equivalente del degradado observador de Jerzy Kosinski, quien conoce el mundo a través de un receptor de televisión, ese Chauncey Gardner que tan magistralmente interpretó en el cine Peter Sellers. Sin embargo, Abbott ha engullido una comida prodigiosa. Ha desgarrado la carne de la cultura con sus dedos, ha quebrado los huesos con sus propios dientes. Y el resultado es que tiene una mentalidad como ninguna otra que he conocido, y que se expresa con idéntica claridad desde supuestos del sigloXIX como desde nuestro siglo...

Un libro fascinante...
¡Que lo disfruten!