Wikipedia

Resultados de la búsqueda

viernes, 26 de abril de 2019

EN EL CAFÉ


Hacía ya tiempo que había entrado a una mala racha de la que no podía salir. La tarde
anterior había tenido una discusión con una vieja algo chusma y su marido.
Pero el problema esta en mi sentido del humor; es demasiado sardónico y burlista, y por eso
me mantengo al margen de algunos. Terminan molestándose y es lo que
había pasado la tarde anterior. No quiero entrar en detalles realmente. Pero tuvo que ver
con una figurilla del niño Jesús y una araña. Así como lo escuchan.
Pero tarde que temprano la tormenta pasa. A la mañana siguiente conocí a una chica que
me dejó flechado. El enano insolente que tiene alas, lleva un arco con flechas y anda
mostrando el culo, me clavó una flecha en el trasero.
Bueno. Para ser honesto no era la primera vez que la veía. Eran ya varios días los que se
pasaba por delante del café. Delgada, piernas largas, espalda hundida, con un par de
hoyuelos de venus, un talle exquisito. Tetas pequeñas. Tenía clase. No era una cualquiera. La verdad me ponía a full. Ya nos habíamos mirado pero eran miradas cargadas de un significado
subliminal.
Aquella mañana yo estaba sentado sobre un taburete del establecimiento mirando la
calle, descansando y bebiendo una cerveza cuando la chica llegó y se sentó a mi lado.
Ordenó un Americano y una rebanada de pastel. Era el momento. Le hablé. Ella
correspondió. Cruzamos solo unas cuantas palabras pero era un inicio. Cuando se
levantó para salir me sonrío y me dijo “hasta pronto”
Y eso sucedió cada tres días para dar tiempo de maduración. En este tipo de casos
siempre he detestado comportarme como un hostigador. Así que cada tercer día yo iba
por ahí. La chica aparecía, nos mirábamos, me sonreía, le sonreía, y de apoco
terminamos hablando un poco mas. Todo gradual. Como un juego. Siempre llegaba para
cuando yo estaba ahí, ordenaba lo mismo hasta que fui al grano. Fuimos a su casa.
Hicimos el amor, tuvimos mucho sexo y fue fenomenal. Las cosas parecían ir perfectas.
Me sentía otro. Seguimos viéndonos en su apartamento unas tres veces a la semana en
una especie de juego. Aveces ella tomaba la iniciativa y me buscaba, luego lo hacía yo y
era una relación por turnos. Fueron días exquisitos. Yo estaba pensando en proponerle
matrimonio. Incluso hasta estaba ya mirando algunos modelos de anillos de
compromiso. Me tenía con la cabeza desecha. No podía dejar de pensar en la boda
inminente. El altar, el imeneo. La chica perfecta de mi vida y todo eso. Se lo dije. Al día siguiente me encontré con una nota bajo mi puerta. ¡Así no puede ser! Decía. Solamente. Escueto. Nunca le volví a
ver. Al final, el tiempo logra sanar casi cualquier cosa. Desapareció. Repentina. Casi
como el primer día que la vi. Fugaz. Supongo que solo podrán comprenderme los que han sentido la verdadera soledad. Pero así suele ser la vida. Supongo. Aveces me
pregunto si los sueños pueden llegar a ser tan vividos que se confundan con la realidad.
No lo sé.

jueves, 25 de abril de 2019

HUEVOS DE SERPIENTE



—Lo que mas me gusta es la vista —dijo ella.
El chico asintió con un “Aja” apenas audible antes de hablar. Al fin dijo:
—Es bastante buena. Se puede ver todo.
Estaban sentados sobre una roca junto al despeñadero y contemplaban la ciudad y el cielo en esa
noche de Verano. La chica razonó acerca de ese “ver todo” ella sabía que él quería ver todo y ese
todo era lo mas emocionante.
Entonces él trató de besarle. Ella le ofreció los labios y recostada dejó que metiera mano un
poco.
—Muéstrame mas ¿Quieres?
Ella lo pensó unos instantes. De todas formas no había peligro de que los observaran y se subió
la blusa. No llevaba sostén. Y él acarició con mucho cuidado, como un par de pompas de cristal
muy frágil.
La noche estaba bastante cálida y la ciudad viva. A él le gustaba ese tatuaje especie de sol que
nacía desde su pubis y terminaba circundando su ombligo. Ella permitía que lo mirara siempre
que quisiera.—¿Te ha dolido? —solía preguntar
—¡NO PARA NADA! —contestaba ella— Bueno solo un poco al principio. Si miras la aguja
terminas por sugestionarte y el dolor es peor. Si lo ignoras después es fácil —decía
Pero en ese momento el acariciaba otro sol.
—Hueles fenomenal —dijo el chico.
—Uchh... —exclamó ella.
—¿Qué sucede? ¿Te he hecho daño?
—No es nada.
—¿Te gusta?
—Aja...
—Si quieres podemos ir dentro. —sugirió el chico.
—No, me gusta mas estar aquí.
El chico había montado la tienda para dos y había encendido un fuego para iluminarse. Ella
levantó la cabeza y apartó la mano del chico de entre sus muslos. La muchacha se reincorporó, se
bajó la blusa y siguió viendo las luces allá abajo.
—Es bastante romántico ¿No crees? Dan ganas de estar así.
—¿Te sabes alguna poesía? —preguntó él.
—No es necesario. ¡ESTO ES UNA POESIA! —recalcó ella.
El no contestó, pero no lo necesitaba. Ambos sentían sus cuerpos conjugados.
Entonces el chico se levantó y entró a la tienda. Hurgó un poco en las bolsas de la maleta y sacó
una pipa y un paquete de Mariguana del que quitó las ligas. Cargó la pipa, encendió y pegó una
fuerte calada.
—Dame un poco —dijo ella
El chico dio otra calada y se la pasó. Aguantó el humo lo mas que pudo y exhalo.
—No está tan mal —dijo él.
—Es buena —contestó la chica, soltando el humo— realmente es buena.
Aspiró una vez mas y se la pasó al chico.
—Vaya, es buena pero suave. No se siente el efecto de inmediato.
—Eso es lo mas emocionante. Dame un poco mas.
Le devolvió la pipa al chico. Ella se levantó y abrió el maletero del auto. Sacó un par de cervezas
de la hielera.
Fumaron un poco mas y bebieron cerveza en silencio.
La chica sonreía.
—¿Lis? ¿Cómo crees que será?
—¿Cómo será que?
—Quiero decir, lo nuestro, lo nuestro, quiero decir... yo.
—No se. ¿Lo nuestro? Bien. Nos queremos.
El chico le pasó la pipa. Ella dio otra jalada y dijo;
—Es suficiente para mí
—Para mí también —dijo el chico.
—oye, no es necesario que...
—No, de verdad. No quiero colocada completa ahora.
Eran las diez de la noche y se entretuvieron escuchando los grillos.
—Así deberíamos estar siempre. No deberíamos volver.
—No volvamos —dijo él— Al diablo con todos.
—Si, pero comenzarían a buscarnos, y podrían meterte a la militarizada.
—¿Y qué? A ti no pueden hacerte... tocarte.
—deberíamos ser libres para hacer lo que quisiéramos.
—¿Como que?
—como venirnos a vivir aquí por ejemplo.
Ella se recostó sobre las piernas del muchacho y bebieron mas cerveza.
—¿Y que comeríamos? —preguntó ella.
—Insectos, serpientes... podríamos beber liquido de los cactos. Tomar energía del sol.
—Y alguna vez bajar a la ciudad.
45—Solo cuando sea estrictamente necesario. Aunque no veo para que. Podemos muy bien estar
aquí y formar una familia.
—¡NO QUIERO HIJOS MACK...! Mack de verdad. ¡Debes prometérmelo! —dijo la chica
incorporándose y mirándole a los ojos con expresión grave.
—Lo se. Lo siento, lo había olvidado.
—No entiendo como puedes olvidar lo que te digo.
—No lo se. Simplemente lo olvido y ya.
—pero ¿me amas? ¿Me seguirás amando aunque no quiera tener hijos?
—¿Qué clase de pregunta es esa?
—Una pregunta. Si piensas que es ridícula no lo es...
—No digo que sea ridícula, tan solo extraña.
Entonces la chica cerró los ojos.
—¿Lisa...?
—¿Humm...?
—Estas dormida.
—No, solo estoy soñando. Sueño a menudo. Basta con cerrar los ojos y puedo soñar.
—Yo puedo soñar.
—Imposible.
—No Lisa, es verdad, yo puedo soñar despierto. ¿Con qué soñabas ahora?
—Bueno, siempre he querido tener una piscina.
—¿Crees que podamos tener una? —preguntó el chico.
—Bueno, tal vez sí... Creó que debo ir a orinar.
—No te alejes mucho.
Fue detrás de una roca, casi junto al auto. El chico encendió un cigarrillo y se tumbó de espaldas
viendo el cielo estrellado. Realmente no sabría si volvería a vivir aquella experiencia. En eso
escuchó un grito.
—¿Lisa...? ¿Qué sucede?
El chico fue tras la roca deprisa. Ella estaba con las manos en la boca como si quisiera ahogar el
grito. Le quitó la linterna. El chico miró el piso y vio un nido de huevos aplastados sobre arena
húmeda.
—Son huevos —dijo él.
Dos de ellos estaban sanos aún. El tomó uno entre los dedos.
—Ten cuidado —dijo ella— ¿serán de una ave?
—No lo creo. Deben ser de serpiente. Hay muchas en esta zona.
Ella comenzó a llorar.
—No fue tu culpa. Estaban ahí y no los viste, eso fue todo. Son cosas que pasan.
El muchacho volvió a colocar el huevo donde estaba y entraron a la tienda. La chica se estaba
frotando los ojos aún. El chico apagó la linterna y se acomodó en su sitio.
Era la una de la mañana. La chica se asomó por la abertura. Las luces abajo seguían titilando.
Mañana estarían de vuelta allá abajo y todo sería como siempre. Deprimente, enfermizo y
mezquino. Le entraron ganas de no volver, no volver jamas allá con los otros.
Entonces miró hacía adentro; él dormía. Lo observó, el dormía. Puso la mano sobre su sexo y le dijo al oído, sacudiéndolo suavemente.
—Mack ¿estas despierto? Mack.
El chico despertó, la miró, sintió su mano y la atrajo hacía su cuerpo.
—Quiero hacerlo Mack

—¡Oh Lisa! —exclamó— ven aquí pequeña, ven aquí...
Le atrajo hacía su cuerpo e hicieron el amor.

martes, 23 de abril de 2019

Catulo



Catulo


Siempre he sido de la idea de que la causa de una falta de apreciación por los poetas antiguos y de la literatura en general, tiene sus raíces en una educación mediocre tirando a paupérrima. Recuerdo cuando era niño, en la escuela primaria nos hacían recitar poemas de amor, y aprenderlos de memoria para el día de las madres. ¡Siempre me pareció horrible!
Y de alguna manera se las arreglaban para que termináramos odiando a poetas y poetisas tan magnificos como: Sor Juana Inés de la Cruz, o a Gabriela Mistral, Antonio Machado... bueno ya no digo mas porque la preparación de los profesores no daba para tanto (por fortuna), pero también de alguna manera consiguieron que aborreciéramos a Homero, por ejemplo... a Virgilio...
Cuando me encontraba cursando la preparatoria, tenía un profesor de literatura, fatal. Uno de esos tipos odiosos. Un hombrecito que usaba sandalias con calcetines y que se tiran a dictar de una forma compulsiva e imparable sobre literatura Egipcia, a lo largo de toda una hora, aveces dos... yo aveces solía decirle: “Profesor, ¿y si leemos algo...? ¿o escribimos algo...? ¡cualquier cosa que nos librara del tedio mortal! Y el decía: “Si sería buena idea pero tenemos que cubrir el programa porque no nos queda mucho tiempo”
Hasta que una tarde de Verano (por que yo iba a los cursos Vespertinos) con el calor sofocante del aula mal ventilada, no pude resistir mas, me armé de valor; me levanté, recogí mis cosas y salí sin decir palabra alguna en medio del dictado y nunca volví, ni a la clase, ni a la escuela, lo mandé todo a la mierda: ¡Primera manifestación de una vida desordenada!
Ahora la mayoría de aquellos compañeros que se quedaron sentados ahí, se han casado, tienen hijos, son exitosos, y han encontrado una buena posición... yo aún sigo bregando en una puta lanchita de pescadores a la deriva en los océanos de la vida... ¡Sin comentarios!
¡Ahí tenemos un buen factor para analizar! ¿Qué papel juega un profesor en detrimento de la cultura?
Pero si algo bueno saqué de todo eso, es que una vez libre, corrí con la fortuna de que al fin, y lleno de sorpresa pude reencontrarme con todos esos gigantes de la literatura que han sobrevivido al tiempo: ¡Por primera vez me deleité como un cerdo goloso con Horacio, Catulo, Virgilio, Homero, Sofocles, Píndaro, Hesíodo... todos esos dioses... y también con Sor Juana, y Gabriela...
Y quiero dejar en claro que el motivo de esta entrada es compartir un poco algo de esa fuerza y frescura que se ha mantenido en aquellos antiguos.
Aquí algunos poemas de Cayo Valerio Catulo Verona, 87a.C.-Roma, 57a.C:

* * * * *

Desdichado Catulo, deja de cometer locuras y lo que ves perdido, dalo por perdido. Brillaron un día radiantes soles para ti, cuando ibas y venías a donde te llevaba la joven, amada por mí como ninguna otra será amada. Cuando allí surgían aquellos numerosos juegos amorosos, que tú querías y la joven no desdeñaba, brillaron, en verdad, radiantes soles para ti. Ahora ella ya no los quiere. Tú, no seas débil; <no los quieras> tampo. Ni persigas a quien huye, ni vivas desdichado; resiste con obstinación, aguanta. Adiós, joven, ya Catulo resiste. No te buscará, ni irá a rogarte en contra de tu voluntad. Pero tú sufrirás, cuando nadie se dirija a ti. Maldita, ¡ay de ti! ¡Qué vida te aguarda! ¿Quién se te va a acercar ahora? ¿A quién le parecerás hermosa? ¿A quién vas a amar ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién vas a besar? ¿A quién le morderás los labios? Pero tú, Catulo, aguanta sin ceder.

                     * * * * *

Veranio, de todos mis amigos el preferido entre trescientos mil. ¿Has regresado a casa junto a tus penates, tus hermanos bien avenidos y tu anciana madre? Has regresado. ¡Oh feliz noticia para mí! Volveré a verte sano y salvo y te oiré hablar de los lugares, de los acontecimientos y de los pueblos de Iberia, como es costumbre tuya, y abrazándome a tu cuello 10 besaré tu alegre boca y tus ojos. Oh, de cuantos hombres felices existen, ¿quién hay más dichoso y feliz que yo?

* * * * *
Varo, mi amigo, desde el foro me ha llevado, ocioso, de visita a casa de su amante, una putilla a quien, según entonces me pareció a primera vista, realmente no le faltaba gracia y poseía  cierta sensibilidad. Cuando llegamos allí, nos surgieron variados temas de conversación, entre ellos cómo estaba Bitinia ahora, en qué situación se encontraba, y cuánto dinero había sacado yo en limpio. Contesté lo que pasaba, que no había nada, ni para los propios pretores, ni para el séquito de sus amigos, de forma que nadie volvía con la cabeza más perfumada, sobre todo teniendo por pretor a un maricón, a quien no le importaba nada su séquito. «Pero al menos», me dicen, «lo que se asegura que tuvo su origen allí, conseguiste hombres para tu litera». Yo, por hacerme pasar ante la muchacha por el más afortunado, le dije: «no me fue tan mal porque, pese a haberme tocado en suerte una provincia esquilmada, pude conseguir  ocho hombres hechos y derechos». En realidad, yo, ni aquí ni allí, tenía a nadie sobre cuyos lomos pudiese transportar la pata quebrada de un viejo camastro. Entonces, ella, como convenía a una desvergonzada, me dijo: «Por favor, Catulo mío, préstame los un rato, pues quiero que me lleven al templo de Sérapis». «Espera —le contesté a la chica— en lo que hace poco dije que tenía, me distraje: un compañero mío que se llama Gayo Cinna fue quien los consiguió. Pero, suyos o míos, ¿qué más da? Los utilizo como si hubiese sido yo el que los hubiese conseguido, pero tú no tienes ninguna gracia y vives para molestar, pues contigo no es posible tener una distracción».

lunes, 22 de abril de 2019

Suicidio pospuesto




Luego de un largo periodo de mi primer encuentro con Emil Cioran, le he vuelto a retomar, esta vez con “silogismos de la amargura”
Debo aceptar que mi primer encuentro no fue satisfactorio. Por eso tuvo que pasar un tiempo considerable antes de volver a tomar un libro suyo, y ahora tengo la fortuna de poder valorarlo justamente en lo que se merece, como el gran pensador que fue.
Yo creo que esto tiene que ver con que las ideas deben haber madurado antes de tomar algunos libros. Lo mejor que se puede hacer en ese momento es dejarlo, e intentar mas tarde, y les aseguro que la experiencia es diferente; pero eso solo es una suposición personal.
Aveces se trata simplemente de que las ideas y las percepciones se moldean y se amasan indefinidamente en una especie de metamorfosis que nos acompaña hasta el día de nuestra muerte; sobretodo cuando se es una persona problemática y rebelde.
También suelen presentarse temporadas en las que nos vemos mas inclinados hacía el pesimismo o el optimismo, o existe un periodo de confusión, y aveces uno esta algo harto de todo y tienes necesidad de mandar todo a la mierda. Creo que es natural, creo que todos nos hemos sentido así alguna vez.
Yo para esos casos he descubierto en el ejercicio una pequeña válvula que ayuda un poco. Salgo a correr, me ejercito, la mente se pone en blanco, inhalo y exhalo, ejercito los músculos y libero todas las tensiones y toxinas; y el resultado es relajante, la mente se reinicia y el empuje que sentía antes regresa.
Siempre intuí que algo bien no marchaba conmigo. Desde hace algún tiempo he tenido muy arraigada la idea del suicidio. Cuando tenía veinte decía “Bueno, no hay ninguna razón para vivir mas de los veinticinco” conforme me aproximaba a los veinticinco decía bueno, sigo pensando lo mismo, pero no hay ninguna prisa, puedo posponerlo a los treinta, ahora tengo veintiocho, me acerco a los treinta, posiblemente lo aplace a los treinta y cinco...¡es para cagarse de la risa! La idea clave es “Ahí tengo esa opción para cuando lo decida, no tengo ninguna prisa, puede esperar” creo que es la mejor manera de no suicidarse. Creo que esta declaración me convierte en un farsante, pero la verdad es que a pesar de sus penurias creo que amo la vida y no estoy seguro de si quisiera morir. O también puede que uno nunca sepa cual es el mejor tiempo para morir; lo que se traduce a un temor de cometer un acto alebrestado. No le temo a la muerte, pero esto es diferente a no desear morir o no tomar decisiones erradas. ¡Un asunto curioso!
Así parecido a Cioran descubrí que era un suicida irresoluto. Un hombre que ama y reniega de la vida de forma simultanea, como si hubiese una noche y un día dentro de mí cohabitando. Un pesimismo sobre un optimismo que ambos son el motor de mis días. Y creo que este gran absurdo es mi manera de concebir la vida. ¡Ahora puedo comprenderlo un poco!
Creo que tras todo esto se encierra algo mas profundo.


domingo, 21 de abril de 2019

Relación entre el misterio y absurdo



Existe una relación ontológica muy refinada entre lo profundo y lo absurdo; otra variante es: entre lo misterioso y lo absurdo. Y lo complejo y lo absurdo. Es una combinatoria que me ha tenido fascinado por mucho tiempo. Inclusive tuvieron que pasar años antes de que me diera cuenta de que esa idea formaba parte de mi forma de ver la vida; considerado la vida como un gran “sin sentido” un completo “absurdo” patológico. Y creo que la buena literatura se limita a retratar fielmente este absurdo sin pretender decir “algo” simplemente lo muestra y el asunto se acabó. Lo que hay que decir ahí esta plasmado, no hay que buscarle tres pies al gato. Y lo que se argumente después sobre las obras literarias tiene que ver con la manía de críticos y académicos obsesionados por encontrarle un sentido cabal a todo. ¡Por dios! Pongámonos a pensar ¿Cuántas de las cosas que decimos o hacemos en esta vida son cabales?
Por mi parte solo me queda decir que he vivido siempre en el absurdo. Todos nos movemos en el absurdo si nos ponemos a considerarlo. Por fortuna no soy un maníaco de la lógica.
Pero la satisfacción que me queda es que estos hombres críticos son tan fatuos que ni siquiera advierten que son un elemento mas del juego; a esto, lo escrito tiene que esconder el absurdo de una manera tan prolija que parezca lleno de misterio y sea proclamado como “Una obra sin precedentes” Críticos ¿Qué sería del arte sin ellos?
He llegado a saber una anécdota que leí hace mucho sobre Jorge Luis Borges; (creo que fue Borges) recuerdo que mas o menos trataba de que había escrito un relato o “práctica literaria” ya saben, ese estilo Borgiano tan peculiar, lo lee una caterva de académicos y críticos y deducen ideas interesantísimas, toman nota, y en la primer oportunidad que tienen de cuestionar al escritor dicen: “maestro en base a su idea axiomática manifestada en el texto de ... que tan magistralmente maneja...usted...
a esto interrumpe el escritor.
-¡Oiga, que punto de vista tan interesante, la verdad nunca lo había pensado desde esa perspectiva, pero ahora que lo dice...!

A tal cosa dijo E. Cioran, en el “silogismos de la amargura”:
Lo que nos diferencia de nuestros antepasados es nuestro descaro frente al Misterio. Lo hemos incluso desbautizado: así nació el Absurdo…

viernes, 5 de abril de 2019

Cucaracha amaestrada



Hace tiempo, cuando era adolescente, 
yo tenía una cucaracha en el cajón de mi escritorio.
Y siempre que tiraba el jalador
la veía correr y ocultarse bajo las hojas
arrugadas de mi cuaderno de apuntes.
Pero eso fue al principio.
Pensé en que quizá debería matarla
es lo que solemos hacer cuando vemos
un insecto ¿O no?
lo intenté pero era tan rápida...
aunque verás:
La pereza siempre ha sido mi mayor defecto,
o mi mayor virtud... no lo sé.
De la misma forma transcurría el día a día;
hasta que la cucaracha tímida y prudente
osaba salir y asomar las antenillas,
las agitaba un poco como un par de
radares...
Luego, con el tiempo,
con prudencia y recelo,
pero siempre firme
decidida a ir adelante
comenzó sus incursiones hasta cerca de mi mano...
bueno...bueno -pensé
conozco tipos con mucho menos osadía;
tan grises que babean de patetismo.
Así que comencé a dejarle
migas de pan, pieles de naranja
mi ropa sudada y mi taza vacía del café. Llegamos a ser tan amigos,
que al cabo,
subía por mi mano izquierda
caminaba por mis hombros
y bajaba por la derecha y la depositaba en su cajón.
Movía las antenillas y se refugiaba bajo las hojas amarillentas.
Cierto día cuando entré a mi habitación
luego de una breve ausencia.
El piso había sido fregado, las cortinas corridas, el escritorio
desempolvado y ordenado, los libros de menor a mayor,
la alfombra sacudida
el cúmulo de ropa;
por supuesto ya no estaba.
Pero todo lucía tan pulcro, tan limpio
que daba vértigo.
Jalé el cajón y no vi rastro de mi amiga,
ni de las pieles de naranja, ni de las migas de pan,
ni de las rodajas de salchicha, ni de mis recortes de mujeres.
Fui al armario y abrí el aspirador.
Su cuerpecillo yacía inerte,
atascado
en el filtro de aire.
¿Y los recortes de mujeres?
¡¡De esos nunca volví a saber...!!

martes, 2 de abril de 2019

Tao yuanming (antipoesía)


Aquí dejo algunos poemas de Tao Yuanming (365-427). No se conoce con exactitud su fecha de nacimiento y muerte, solo es un aproximado. Así como también no se ha podido avanzar demasiado en los trabajos de datación de sus poemas. Aveces porque existe escasa información que se ha perdido a través del tiempo: quizás por ser poetas tan antiguos, o el contexto social donde vivían. No se exactamente. 
Fue un poeta pionero en usar un lenguaje no poético en sus manifestaciones artísticas. Escribiendo esto no puedo evitar dejar de pensar en el termino “Antipoesía” entendiendo por esto que la antipoesía es una ruptura que se crea a la hora de escribir; rompe con todos los parámetros que definen a una poca y estilos. Aunque después de todo la Antipoesía también es poesía. Y esto desde mi concepción fue lo que logró crear Tao Yuanming. 
En lo personal tengo una marcada admiración por la poesía Oriental. Como algunos de ustedes quizás se han dado cuenta, he tratado de escribir algunos poemas breves muy parecidos o “pretendiendo” al menos (de manera inconsciente) tener una afinidad con el tradicional Haiku Japones: porque considero este tipo de expresión como pequeñas pompas de vida de las que emanan mucho mas de lo que creemos. "Como pequeñas salpicaduras de vida y energía"
Decía el poeta Takuboku: "Quién estima la vida deberá saber apreciar las pequeñas cosas que suceden a diario y que solemos dejar pasar desapercibidas"
En realidad yo ignoro si son malos o buenos. Mi intención cuando los escribí no fue esa. Surgieron en un periodo de mi vida en el que estaba pasándola muy mal, y para mí, esas breves frases que tengo por ahí guardadas en un sitio de mi disco duro, fueron la mejor forma de Catarsis que pude encontrar. Y por mucho tiempo las dejé ahí, enterradas “bajo la tumba de los bits” sin mostrarlas a nadie porque son trozos de mi mismo. Aún a la fecha tengo ciento de ellos por ahí. Ya las iré mostrando de a poco. Pasiones y deseos y frustraciones ahí encerradas.
Y como en la vida de muchas personas, existen momentos buenos, pero también momentos en los que se requiere de estar solo y realizar una “limpieza” interna; creo que la poesía es la manera mas eficaz de lograrlo. Hasta el momento no he podido encontrar ningún tipo de penalidad del día a día, que la lectura de un buen puñado de poemas no pueda solucionar. Y Tao Yuanming es uno de los poetas mas frescos y reconfortantes que conozco para esos casos de resaca anímica.
No hago mas largo esto, espero les agrade.

* * * * * * * * * *

De vuelta al campo - 5 poemas


1
Nunca fui como los demás,
ya de chico me gustaban las colinas y montañas.
Por un descuido caí en la red del polvo
y rápidos pasaron trece años.
El pájaro en la jaula extraña el bosque,
el pez en el estanque anhela las profundidades.
Desmalecé un terreno al sur y vivo rústicamente;
he vuelto a mi tierra.
Tengo unas hectáreas por aquí
con una casita de varias habitaciones,
Olmos y sauces dan sombra en la galería de atrás
y varios durazneros y ciruelos verdean en el jardín del frente.
Lejano, tras la bruma, se divisa un caserío,
el humo de sus chimeneas se ve en lo abierto.
Perros ladran en sendas lejanas y
gallos cantan trepados a los arbustos.
Detrás de mi puerta todo ordenado y limpio
lugar de sobra en mis habitaciones para holgazanear.
Luego de tanto tiempo en la trampa
De vuelta al fin, otra vez en la naturaleza.


Poema 2
Acá en el campo, poco me relaciono con la gente.
No llegan carros ni caballos a mi pobre camino.
El sol da en la puerta cerrada
y no hay preocupaciones vanas en mis habitaciones vacías.
De vez en cuando, por los serpenteantes senderos
apartando los yuyos crecidos, me cruzo con algún vecino.
En esos encuentros nuestra charla se reduce
a cómo están las moreras o el cáñamo.
Mis cultivos crecen día a día y
se extienden más y más mis sembrados.
Ahora solo temo a heladas y granizo
que pueden arruinarlo todo en una noche.
Poema 3
Al pie de la montaña del sur planté habas
los yuyos crecieron muy bien, pero mis habas, ¡pocas brotaron!
Madrugo, y paso el día carpiendo los yuyos
acarreando la luna vuelvo con mi hazada al hombro.
El sendero es angosto y el yuyal está muy crecido
el rocío del anochecer empapa mis ropas.
No me importa que mis ropas se humedezcan
Me sirve para practicar el wu wei.


Poema 4
Tanto tiempo sin vagar por laderas y lagunas,
privado del placer de las colinas y los bañados.
Pero hoy acompañado por hijos y sobrinos
apartando los yuyos, encontramos un caserío abandonado.
Anduvimos por entre unas tumbas,
apenas se reconocía el lugar en donde habían vivido,
quedaban restos de chimeneas y pozos de agua,
restos podridos de moreras y silos de pasto abandonados.
Pregunté a uno que andaba juntando leña:
“¿Dónde fue toda esta gente?”
El leñador me contestó:
“Idos o muertos, no queda nada.”
"En una generación cambia la corte y la gente del mercado".
Creanme, no es una frase vacía.
La vida humana es como un conjuro, una ilusión,
y al final, todo vuelve a la nada.


Poema 5
Entristecido, apoyado en mi bastón vuelvo a casa solo
por el intrincado sendero entre los yuyos.
El arroyo de la montaña baja claro y poco profundo,
ahí refresco y lavo mis pies.
Cuelo un poco de vino nuevo
e invito a mi vecino a comer un pollo.
El sol se pone, la habitación se oscurece,
no encendemos lámparas, que las brasas nos iluminen.
Nos invade la alegría, y la noche se vuelve corta,
ya, está otra vez amaneciendo…