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lunes, 26 de abril de 2021

La esperanza de una propuesta tecnológica

 


Aunque no sé si cercano o lejano, me gusta pensar que algún día se cumplirá la posibilidad de que los ciegos vuelvan a percibir imágenes como solían. A menudo imagino un ojo electrónico implantado en la cuenca y conectado a los nervios visuales de manera que los impulsos eléctricos que el dispositivo genere sean interpretados por el cerebro y representados como imágenes. Sería demasiado pedir alta definición. Incluso 0.5Mpixels supondrían para un ciego la alegría absoluta de otra oportunidad. Pero supongo que el tema no es tan simple como se imagina. Pienso también que habrá grupos de investigadores que han intentado mucho al respecto. Lograr aproximarse a lo mas parecido a un ojo electrónico, la lente de una cámara que al final de cuentas es algo parecido a una copia de un ojo humano.
Hace mas de una década leí que IBM había adelantado el proyecto de un dispositivo para escuchar música a través de los nervios auditivos usando unos electrodos. No sé en que irían a parar dichas investigaciones. Pero la posibilidad de llevar dentro del cuerpo un equipo de HI-FI sin que los nervios se saturen suena fantástico.
El precursor del ojo electrónico, quizás, se dio a conocer por los años de 1960, un neurocientifico llamado Paul Bach y Rita (1934-2006) experimentó un uso novedoso a una cámara de vídeo sobre un chico de 16 años que perdió la visión de ambos ojos por una enfermedad degenerativa, mas sucintamente las retinas.
Consistía en una cámara de vídeo montada en la cabeza del muchacho y a la salida, unos cables que se fijaban por un electrodo a la lengua del joven. La idea era hacer sentir a la lengua, uno de los órganos mas sensitivos, una serie de hormigueo o efervescencia que le dictara las distintas tonalidades de los colores y de esa manera poder detectar objetos en movimiento o estacionarios frente a él. Para el color Blanco era una efervescencia muy intensa, para el gris un hormigueo mediano y para el negro no había actividad alguna.
Y a la par que el joven aprendió a ir por la vida con ese dispositivo montado en la frente, logró distinguir otro tipo de objetos, como tazas, lapices, muebles, herramientas y figuras geométricas, evadir obstáculos, etc.
Debido a la humedad de la lengua no era necesario utilizar voltajes tan elevados por lo que el experimento tuvo mucho éxito.
Posteriormente Bach y Rita continúo por esa rama sus trabajos. Investigando la manera en que  funcionaban los circuitos de la vista del cerebro. A su vez se sucedieron mas experimentos de aquel tipo, como el TVSS (se aprecia en la imagen) que constituía en un arreglo de pines que transmitían vibración por señal de la cámara de vídeo a la región lumbar y así detectar las imágenes que había frente a la persona. Posteriormente con el surgimiento de los microprocesadores fue posible que construyera mas dispositivos pensados en estimular la lengua, lo que permitió a otros científicos avanzar por el tema del estudio sobre la plasticidad del cerebro.  Los pacientes percibían los objetos realmente ahí de frente, el estímulo en la lengua no interfería con aquella subjetividad. Podían reaccionar a objetos que se aproximaban a ellos; reaccionar a ciertas ilusiones ópticas; inclusive se podría decir que hubiesen sido capaces de jugar al tenis y les restablecía el sentido del equilibrio. 

Sus experimentos no pararon solo en el campo de la visión, fueron usados para restablecer la sensibilidad a otros miembros del cuerpo como por ejemplo las manos. De ahí que en la actualidad existan dispositivos eléctricos para experimentar orgasmos. O bien dispositivos que mediante impulsos eléctricos permiten al cerebro recuperarse, aprovechar su plasticidad y reparar ciertas habilidades perdidas.
De momento continúa latente la esperanza a las propuestas tecnológicas. Algunas cosas se han realizado: Prótesis, corazones mecánicos, riñones artificiales, audífonos para amplificar sonido... y posiblemente la tan soñada prótesis electrónica del ojo insertada en la cuenca, que sería motivo de felicidad para tantos. 


viernes, 16 de abril de 2021

Argos a los pies de Ulises

 


El perro de la imagen es Argos a los pies de Ulises. Su amigo mas fiel, quién fue el único que le reconoció a su regreso a Itaca bajo la apariencia de un anciano decrepito y de ojos pitañosos. Luego de una veintena de años errabundo por tierras lejanas a su patria. Siendo el único que le reconoció sin que la diosa Atenea intercediera en su apariencia la que no convenía desvelar.

Argos al mirarlo en el portalón de su casa, emergió de las sombras, no sin esfuerzo de la vejez, agitó la cola y expiro a los pies de Ulises quién derramó una lagrima que tuvo que disimular con mucho esfuerzo.

En lo personal es uno de los episodios que mas me han apasionado de la Odisea. Debo aceptar que tardé un tiempo considerable para encarar la lectura de la Obra. ¿Por qué? Supongo que es una obra para iniciados. Quiero decir. No significa que alguien que comience a leer no pueda hacerlo por ahí, pero si considero que para apreciar su valor se necesita tener cierta trayectoria de lector. Por lo regular en los sistemas educativos de mala calidad suelen usarla para fomentar la lectura. En lo personal creo que es un error y con cierto fundamento de gente que conocí. O quizás sea solamente que a cada libro le llega su tiempo.