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domingo, 21 de marzo de 2021

Así las pequeñas cosas se tornan mas significativas

 

Aceptar que se está muriendo. Que la muerte es inmanente a la vida, implica entrar en agonía distante a la del momento último, el de transición. Lo que significa solamente aguardar el desenlace. De forma paradójica, esto implica que se vive en cuánto que somos conscientes de que estamos muriendo. 

No desde la perspectiva de vivir lo mas que se pueda en el poco o mucho tiempo que disponemos, si no en vivir lo que se presente. Vivir esencialmente el día a día, sin esfuerzo, solo dejando que las cosas fluyan. En un estado de deriva. Solo así cesará el deseo de competencia, la comprensión aumentará al igual que la empatía. Es lo que significa esencialmente al declarar que la muerte es motor de la vida.

sábado, 20 de marzo de 2021

Afecto

 

¿Cómo poder superar esa sensación absurda de la vida? Ese vacío, esa angustia. ¿Deseos? ¿Dinero? ¿Placeres?...

En el peor de los casos el dinero permite comprar compañía, lo que significa comprar afecto; o por lo menos afecto fingido, falso, todo basado en sexo.

En dichas condiciones, el sexo, no pasa de ser un analgésico para olvidar que estamos atrapados, solo que es temporal. Su efecto dura por un espacio ridículamente breve y no combate el problema en profundidad. Tan solo engaña el apetito del vacío. Solo es un momento de embriaguez, aparta los problemas que nos atañen de manera temporal, se esfuma. Una especie de morfina.

Algo mas efectivo reside en el cariño. Encontrar alguien con quién se puede ser como somos, compadecer sus carencias y expresar las nuestras. Lo cierto es que aún con todo ambos se encuentran apresados por la realidad, por el marco de la condición humana, y el afecto permite modificar la percepción de aligerar un poco la presión de la vida. Habrá quién objete estás palabras fácilmente, entonces yo le respondo:

Nadie, o casi nadie, somos capaces de ver el sol de frente sin cegarnos. Se que la verdad no es lo que acabo de expresar. Estoy consciente de sus defectos y sus consecuencias. Pero creo que si deseamos vivir, aveces hay que ser un poco mas flexibles con la ilusión.


Hace mucho tiempo conocí (de vista) y observé una pareja de lesbianas. Vivían en mi barrio, muy cerca de mi casa. Nunca llegamos a cruzar palabra. No se metían con nadie. Pero me llamaba la atención de manera especial, el afecto tan fuerte con que formaban una coraza para defenderse de las adversidades. Parecían felices. No se si en verdad lo eran, ni sabía el pasado que podrían venir arrastrando. Pero estoy seguro que al menos funcionaba. Cierta ocasión las encontré besándose en un pasillo de un centro comercial. La gente transitaba, todo a su alrededor fluía, pero ellas estaban en otro sitio, ausentes, no les importaba o no eran ni conscientes en ese momento de paroxismo sobre lo que sucedía. Habitaban un plano paralelo al que era imposible acceder para alguien mas. Podría haberse partido el núcleo de la tierra o caído la Luna al océano y quizás ni se enterarían en ese mundo privado, esa coraza de hierro, noble e invisible construida por los lazos de su afecto protector y embriagante.

Me hubiese gustado saber un poco mas de ellas, pero no tenía ningún derecho a invadir su privacidad. Poco después se mudaron del barrio y nunca mas he vuelto ha saber de ellas. Con toda mi sinceridad les deseo lo mejor y que esa coraza continúe mas fuerte que nunca.


Nadie o casi nadie, podemos ver de frente el sol sin cegarnos, y mirar de frente la verdad puede hasta matar. 

Quizás las personas mas felices sean las que ignoran estas cosas y mucho menos escriben sobre ellas. No lo sé. Pero al menos es lo que observo. 

lunes, 8 de marzo de 2021

Buscando el absurdo

No sé. A mi por lo menos me pasa. Sucede que tengo un cierto número de escritores cuya obra me emociona y admiro. Que considero la cumbre de la expresión literaria. La manera en la que a mi juicio las cosas deben ser contadas. Todo transcurre bien. Pero hay un buen día en que todos esos libros se acaban. Ya no hay mas como ellos. Y en efecto, quedan otras buenas obras, las grandes obras literarias de toda la historia y son libros que se leen con placer pero no entran en el circulo reducido de tus predilectos. De tus dioses que veneras. Entonces ¿qué leer? Y comienzas a escribir. Deseas mas de lo que no puedes encontrar y lo haces tu. ¿Pero que leer? ¿releer?

En lo personal busco relatos donde el contexto y el comportamiento de los seres humanos sea una mezcla de lo lógico y lo absurdo. Creo que el absurdo es un ingrediente básico del ser humano. Somos absurdos en muchos de nuestros comportamientos y formas de pensar. Creo que vivir en un mundo demasiado coherente y racional sería asfixiante. Un mundo Matemático, frío, donde el error no tiene cabida. Por fortuna tenemos el arte que nos salva, que muestra y capta nuestros aspectos mas irónicos. 

He estado releyendo algunos relatos de Kafka y Samuel Beckett. La receta es: Toma un Hemingway, un Chejov o un Carver agrega un Kafka mas un Beckett, una pisca de pesimismo, ironía y sarcasmo, y sabrán a lo que me refiero. Tenemos una reacción en cadena, el Himalaya de la literatura. La receta cósmica que me enloquece. Un viaje a las estrellas a la velocidad de la luz. 

Supongo que es mi manera de ver la vida, debe ser así, es así.

¿Pero qué hacer cuándo ya no hay mas de ello? Resulta descorazonador. ¿abandonar la lectura?

Por mi parte no creo poder hacerlo. La lectura no es algo forzado, ni siquiera pretendo ser un hombre mas culto, en mi caso es un vicio, un pobre hombre que busca consuelo en ello. 

Buscar cosas que leer, merodear las librerías como las abejas a un panal. Es lo que me salva de perder la cordura, lo que nos rescata de perder la moral, de caer en los actos mas abyectos de una sociedad enferma y decadente. Lo que nos permite conservar nuestra humanidad en medio de la miseria y la degradación en diferentes ámbitos. 

La música también logra lo suyo. Es uno de mis principales motores. Como he dicho antes, el arte no es lo bello. ¿Qué es bello? apartémonos un momento de academicismos; arte no es otra cosa que un grito de socorro ante una realidad que nos estrangula. Lo que permite traspasar por un momento las paredes de este puto teatro.