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lunes, 9 de mayo de 2022

Sobre la estupidez




Se entiende como estúpido a todo aquel sujeto que  ejecuta acciones para dañar al prójimo cuando no le aportan un beneficio personal a él mismo y ni siquiera lo sospeche. 

Dietrich Bonhoeffer manifestó en “escritos desde el cautiverio” que la estupidez constituye un enemigo mas peligroso que la maldad. Puesto que la maldad se puede poner en manifiesto, se puede suprimir mediante la fuerza y lleva consigo el germen de la autodestrucción. En cambio, ante la estupidez nos encontramos desarmados. Ante el necio no hay palabras ni razones que tengan efecto. El necio tiene tendencia hacía la peligrosidad, pero hacía una peligrosidad que el mismo sujeto necio no puede ver. El marchar al son de tambor de las consignas políticas, propagandistas e ideológicas y masivas de un movimiento social o religioso.

Bonhoeffer manifesta que la necedad surge del contexto social y que es independiente del intelecto, ya que la necedad o la estupidez no es un defecto de nacimiento.


La estupidez se encuentra hermanada con el fanatismo. Todos podemos llegar a caer en comportamientos estúpidos, pero se es mas proclive  a ello cuando los integrantes de un grupo social se encuentran unidos, ya que existe una fuerte tendencia a un fenómeno que se llama: “Motivación de masa” el saberse o sentirse parte de un colectivo comprometido ante la ideología de un grupo manejado por un líder, cuyas ideas se busca: no sean analizadas por los miembros. No obstante la presencia de un lider tampoco es necesaria. Basta con experimentar una sensación de unión a un grupo para que la estupidez se haga presente en algunos sujetos. Así según el comportamiento y la capacidad de reflexión y la idiosincrasia de estos grupos sociales es el grado y riesgo en incurrir  en la necedad.

El fanatismo lo hay de muchas clases. El fanático puede pasar a un extremo de comportamiento violento y nocivo por el simple hecho de estar convencidos de que su deber como miembro es defender la ideología que le ha dado un objetivo en su vida. Si tomamos a una persona sin un objetivo preciso, le hacemos sentir cobijo, sentir que es parte importante de un movimiento, el germen del fanatismo se habrá sembrado y proliferará.


Ante el necio y el estúpido, por muy bien fundadas las razones que se le expongan, siempre será en vano.

Por desgracia la necedad es un germen que todo lo infecta. Un ejemplo actual y palpable es la actitud y el comportamiento irresponsable de la gente ante las medidas de protección sanitarias. Al momento que se les cuestiona sobre su negativa a seguir las normas ante las cuales todos tenemos el deber de guardar; y se les objeta con razonamientos coherentes y lógicos; salta el mecanismo de defensa del necio. ¿Razones que expliquen su comportamiento? Ninguna (al menos sensata). ¿Acción? El insulto y la prepotencia.


La necedad ha derivado en gobiernos totalitarios y déspotas. Ha derivado en tragedias, caos económico, político, diplomático, violento y sanitario.

La única solución que Bonhoeffer propone es un cambio. Pero ese cambio debe llevarse a cabo mediante el priorización hacía el cuestionamiento, la razón, la inversión en la educación y la cultura.

La lectura y la apertura de mente y una predisposición al análisis y el cuestionamiento es el único medio efectivo para matar al germen de la estupidez.