Se entiende como estúpido a todo aquel sujeto que ejecuta acciones para dañar al prójimo cuando no le aportan un beneficio personal a él mismo y ni siquiera lo sospeche.
Bonhoeffer manifesta que la necedad surge del contexto social y que es independiente del intelecto, ya que la necedad o la estupidez no es un defecto de nacimiento.
La estupidez se encuentra hermanada con el fanatismo. Todos podemos llegar a caer en comportamientos estúpidos, pero se es mas proclive a ello cuando los integrantes de un grupo social se encuentran unidos, ya que existe una fuerte tendencia a un fenómeno que se llama: “Motivación de masa” el saberse o sentirse parte de un colectivo comprometido ante la ideología de un grupo manejado por un líder, cuyas ideas se busca: no sean analizadas por los miembros. No obstante la presencia de un lider tampoco es necesaria. Basta con experimentar una sensación de unión a un grupo para que la estupidez se haga presente en algunos sujetos. Así según el comportamiento y la capacidad de reflexión y la idiosincrasia de estos grupos sociales es el grado y riesgo en incurrir en la necedad.
El fanatismo lo hay de muchas clases. El fanático puede pasar a un extremo de comportamiento violento y nocivo por el simple hecho de estar convencidos de que su deber como miembro es defender la ideología que le ha dado un objetivo en su vida. Si tomamos a una persona sin un objetivo preciso, le hacemos sentir cobijo, sentir que es parte importante de un movimiento, el germen del fanatismo se habrá sembrado y proliferará.
Ante el necio y el estúpido, por muy bien fundadas las razones que se le expongan, siempre será en vano.
Por desgracia la necedad es un germen que todo lo infecta. Un ejemplo actual y palpable es la actitud y el comportamiento irresponsable de la gente ante las medidas de protección sanitarias. Al momento que se les cuestiona sobre su negativa a seguir las normas ante las cuales todos tenemos el deber de guardar; y se les objeta con razonamientos coherentes y lógicos; salta el mecanismo de defensa del necio. ¿Razones que expliquen su comportamiento? Ninguna (al menos sensata). ¿Acción? El insulto y la prepotencia.
La necedad ha derivado en gobiernos totalitarios y déspotas. Ha derivado en tragedias, caos económico, político, diplomático, violento y sanitario.
La única solución que Bonhoeffer propone es un cambio. Pero ese cambio debe llevarse a cabo mediante el priorización hacía el cuestionamiento, la razón, la inversión en la educación y la cultura.
La lectura y la apertura de mente y una predisposición al análisis y el cuestionamiento es el único medio efectivo para matar al germen de la estupidez.