Las siguientes notas sobre
el sexo las rescaté de la entrevista realizada al monje budista Sangharákshita del
texto: “El Budismo, el Sexo y
la Vida Espiritual”
En un tema tan basto y
complicado las siguientes notas me han proporcionado un poco mas de
iluminación sobre el tema que me viene merodeando en la cabeza desde
hace tiempo. ¿Por qué las sociedades suelen atribuir al sexo una
importancia desmesurada? Estas notas han sido de una importancia
relevante para tratar de enfocar mi vida sexual hacia la periferia.
El problema comienza
cuando permitimos que nuestra vida se mueva en torno al sexo. No me
refiero a convertirse en un reprimido, aquí la idea de “reprimido”
no tiene cabida.
Pienso que el deseo sexual
es un impulso tan poderoso que mal encaminado y sin consciencia plena
de ello puede ser causa de mucho dolor; lo contrario a la fuente de
descubrimiento que debería representar.
A quién sirva, dejo estos
apuntes.
* * *
Cinco preceptos que
constituyen el Código ético del budismo:
(No son imperativos, si no
reglas voluntarias)
Emprendo la regla de
abstenerme de matar o hacer daño a otra vida.
Emprendo la regla de
abstenerme de tomar lo que no se me ha dado.
Emprendo la regla de
abstenerme de conductas sexuales dañinas.
Emprendo la regla de
abstenerme de mentir.
- Emprendo la regla de abstenerme de consumir
sustancias que alteren la consciencia.
Todo aquel que participa
en actividades sexuales tiende a establecer una relación de pareja,
a traer niños al mundo... y a regresar al punto de partida.
El impulso sexual es muy
poderoso. Desde un punto de vista general, es el que permite la
perpetuación de la especie. Podría considerarse la mayor artimaña
de la naturaleza. Si no existiese el impulso sexual y si se nos
plantease, en términos racionales, efectuar lo que el impulso sexual
nos lleva a realizar instintivamente, la mayoría no lo haría. Sin
el deseo, sin el impulso sexual ¿se querría realmente traer niños
al mundo, alimentarlos, educarlos...? ¡Habría que ser demasiado
altruista para hacer esto por motivos puramente racionales!
También el sexo puede tener un efecto muy
destructivo. Puede ser fuente de intensas ataduras y sentimientos de
posesividad, de celos, de odios y de desesperación. Puede abrumar a
las personas hasta tal punto que les resulta imposible seguir una
vida espiritual, o pensar siquiera en términos del desarrollo
superior del ser humano.
Supongo que desde la
perspectiva del Buda el deseo sexual es una forma de avidez. El
avidez es -por supuesto- un estado mental torpe y los estados mentales torpes no nos permiten avanzar hacia la
Iluminación. Para el budismo - sobre todo en el caso del budismo
temprano y del Theravada - el deseo sexual es axiomáticamente torpe.
Dudo mucho que cualquiera de éstos acepte que sea posible participar
en cualquier tipo de actividad sexual sin que, por lo menos en cierto
grado, dicha actividad sea la expresión de algún estado mental
torpe.
La gente no es consciente
de cuán poderosa es esta fuerza. Se experimenta su poder cuando uno
intenta oponerse a ella. Lo habitual es dar rienda suelta a las
conductas sexuales; entonces no llega a experimentarse su fuerza -
excepto cuando surgen obstáculos presentando cierta forma de
oposición familiar o algo así-.
Por tanto, dado que el
budismo contempla el deseo sexual - al igual que otros deseos - como
algo que nos ata a la Rueda de la Vida y que nos ocasiona renacer una
y otra vez. Nos enseña que si en verdad no deseamos renacer, si
realmente queremos seguir el sendero espiritual y alcanzar el
Nirvana, entonces es necesario evitar el sexo. Y no sólo en el
sentido de la abstención de actividad sexual, sino también con
objeto de superar los deseos y las ataduras que encuentran expresión
a través de la actividad sexual.
Además, debemos recordar
que la apetencia sexual siempre implica a otra persona. Cuando se
establece una relación personal, emocional o física, con otra
persona en el contexto de una relación sexual, habitualmente se
producen todo tipo de proyecciones psicológicas que, a veces,
desembocan en situaciones muy complicadas e incluso negativas - cosa
que no ocurre, pongamos por caso, con la comida o con el sueño-.
Incluso la llamada "sana apetencia" por el sexo, si
satisface conduce rápidamente al apego; y éste al surgimiento de
sentimientos de posesividad intensos, de celos, de odio. Se podría
argumentar que quizás para algunos sea posible disfrutar del sexo
sin caer en ese tipo de actitudes; pero aún así es muy probable que
en la mente de la persona hubiera una carencia de emoción positiva y
que estuvieran presentes estados mentales torpes, no tanto de deseo
neurótico como de explotación e indiferencia.
14. Habrás oído que se dice
que en el momento del orgasmo se experimenta la disolución del ego y
la fusión con la pareja...
Parece haber una confusión aquí entre sucumbir y
trascender el ego. El ego se pierde en el sueño profundo; tampoco se
es consciente en otras muchas situaciones; no porque se haya sido
trascendido el ego sino porque, temporalmente, se ha regresado a un
estado inferior de ego o de consciencia.
Y lo de "unión" es un disparate... ¡A
menudo la gente que experimenta este tipo de unión durante el
orgasmo cinco minutos después está discutiendo y peleándose!...
¿Dónde está la unión? ¿qué se ha conseguido? Si se lograse una
verdadera unión en un sentido espiritual - y no en la línea de
mutua enajenación - las actitudes hacia la otra persona podrían
transformase totalmente... Las personas se volverían positivas
afectuosas, cuidadosas... Cosa que raramente ocurre en la mayoría de
las relaciones de pareja.
15. Pese a ello, el sexo
suele considerarse una ruta vital -la ruta vital- que conduce a la
plenitud y a la satisfacción emocional...
Me pregunto si la gente consigue alcanzar
satisfacción emocional y plenitud con del sexo. El sexo proporciona
algo de satisfacción y plenitud, pero con un período de vida muy
efímero.
La satisfacción emocional y la plenitud son algo muy
importante. Desde una perspectiva filosófica, el budismo
considera que las dificultades humanas se producen al buscar la
absoluta felicidad en algo que es incapaz de proporcionar absoluta
felicidad. Busca la permanencia en algo que es incapaz de
proporcionarle permanencia; busca lo real entre lo irreal. No hay
cosa finita que pueda proporcionar infinita e ilimitada satisfacción
y plenitud -emocional o de otro tipo-; y eso es lo que, con
frecuencia, suele buscarse en el sexo. El sexo puede proporcionar a
la gente una cierta dosis de satisfacción y de plenitud; pero no
puede proporcionarle satisfacción y plenitud al nivel de sus
expectativas o esperanzas.
17. Cuando alguien dice que
su pareja es su mejor amigo o amiga, ¿crees que se está engañando?
La amistad y el enamoramiento sexual son dos cosas
muy diferentes. La pasión sexual puede surgir y alcanzar su
consumación física muy, muy de prisa. La amistad, en cambio, es
como una planta cuyo crecimiento es mucho más lento: necesita
bastante más tiempo para desarrollarse. Se llega a ser amigo de
otros cuando realmente se les llega a conocer; cuando se desarrolla
confianza hacia ellos; cuando se llega a sentir que realmente ellos
nos conocen y nos comprenden. Y todo eso es completamente distinto al
proceso del enamoramiento sexual.
En la mujer el deseo
sexual está muy ligado al deseo de tener hijos. En el fondo tiene un
deseo de maternidad y, por tanto, hay un deseo de que alguien la
ayude y la cuide mientras tiene un hijo. No ocurre lo mismo en el
hombre quien debe cuidarse de no adoptar una actitud
auto-complaciente y puramente explotadora con respecto al sexo. Los
hombres pueden desear hijos, pero raramente con el apasionamiento con
que generalmente lo hacen las mujeres.
A través de los años
he ido llegando a la conclusión de que la razón por la que las
relaciones sexuales a menudo son tan complicadas, y a veces hasta
desastrosas, es porque la gente las magnifica demasiado. Se tiende a
construir toda una vida sobre ellas, sin que se dé lugar a que
existan otras relaciones interpersonales serias... Ni con los padres,
ni siquiera con amigos.
La
fidelidad supone ser fiel durante un período largo de tiempo,
especialmente en ausencia del amigo o la pareja. No sólo con
relación al tiempo, sino que también incluye al espacio. Supone la
capacidad para comportarse en ausencia del amigo o la pareja como si,
de hecho, estuviese presente. Y sólo es posible comportarse como si
estuviese presente si se tiene un fuerte sentimiento de su existencia
cuando no está físicamente con nosotros.
Para
que eso sea posible, se le debe tener en consideración más a un
nivel "mental" -en términos budistas- que en uno físico.
Se debe ser menos susceptible a cada estimulación pasajera, dar
menos importancia a la experiencia de los sentidos, y vivir menos el
instante de un modo olvidadizo. La fidelidad es una cualidad muy
propia del ser humano, muy propia del Individuo; así como la
amistad o el amor universal. Supone ser capaz de una mayor
perspectiva, de imaginar, de sentir la presencia de alguien que no lo
está físicamente. Eso supone no ver al otro como si sólo fuera un
cuerpo; sino que debe tenerse consciencia de él como una mente, como
un "espíritu" si se prefiere, relacionándonos con él de
esta manera y en este nivel.
Por
supuesto, la fidelidad es diferente al apego. Quizás no sea siempre
fácil distinguirlos. La fidelidad es una cualidad y algo positivo,
mientras que el apego no lo es. Ser fiel a alguien conlleva valorarlo
por sí mismo; cuando se está apegado a alguien se está esperando
algo de él para uno mismo.
He
observado que los hombres y las mujeres pueden tener muy buenas
relaciones, incluso relaciones sexuales, llevando vidas muy
independientes y viéndose de vez en cuando. Si ambos tienen ya
firmemente emplazado el ideal de la Iluminación en el centro de su
mándala, han encontrado algo que compartir- su vida ya no se centra
en torno a su relación de pareja y entonces, paradójicamente, la
relación comienza a ser más satisfactoria y pueden relacionarse más
como seres humanos. Puede establecerse un buen equilibrio entre verse
con la necesaria frecuencia como para sentir que hay una continuidad
en el contacto, pero no tanto como para llegar a sentirse atrapado o
llegar a aburrirse de la compañía del otro.
Si
se está involucrado en una relación heterosexual se piensa en uno
mismo como "hombre" y en la otra persona como "mujer";
o en uno mismo como "mujer" y en la otra persona como
"hombre"... En otras palabras, uno no se relaciona con su
pareja como si se fuera éste un Individuo, sino como si tan sólo
fuera un hombre o una mujer... Por ello, sólo tiene la oportunidad
de expresarse la mitad de su "naturaleza" ; el ser humano
no es sólo "hombre" o "mujer" sino que además
tiene muchos otros aspectos potenciales.. . Si uno se relaciona
predominantemente como miembro de este o ese sexo, no está
fomentando el desarrollo de las características y cualidades
asociadas con el sexo opuesto. Su desarrollo se torna unilateral
psicológicamente y, quizás, hasta espiritualmente. Así encontramos
al hombre que es muy "macho" o a la mujer extravagante
fémina, en quienes las cualidades complementarias del sexo opuesto
no tienen la oportunidad de desarrollarse. Un ser humano debe
intentar desarrollar todo el espectro de cualidades humanas, tanto
las llamadas "masculinas" como las llamadas "femeninas"
y, de este modo -expresándolo en términos de género- convertirse
en un ser andrógino. Esto no significa que haya que ser bisexual. La
persona puede seguir relacionándose sexualmente con parejas del sexo
opuesto, pero si se es psicológicamente andrógino, ya habrá
desarrollado las cualidades psicológicas y espirituales de ambos
sexos, de acuerdo a la terminología utilizada.
29. ¿Crees
que la gente que intenta clarificar su sexualidad podría
beneficiarse experimentando con la homosexualidad?
No creo que convenga probar la homosexualidad -ni la
heterosexualidad si fuese el caso- a partir de una base puramente
racional. Sencillamente no funcionaría. Lo esencial es que se
produzca una atracción natural ya sea sexual o de otro tipo.
Y esto nos conduce a un
tema que creo que es un problema grave para los hombres occidentales,
y especialmente para los practicantes budistas.
La amistad espiritual es muy importante, y sólo
puede establecerse sobre una base de amistad cotidiana. La amistad
implica proximidad, confianza mutua, intimidad e incluso contacto
físico. Para muchas personas en Occidente el contacto físico sólo
se produce dentro del ámbito del sexo y, por tanto, se tiende a
confundir los dos y a considerarlos inseparables. El contacto físico
puro resulta, por ello, poco común, especialmente entre hombres.
Generalmente, si se trata de otro hombre, no hay "riesgo"
de implicación sexual; aún así, los hombres tropiezan con enormes
dificultades para permitirse el contacto físico con otros hombres a
causa de su miedo a la homosexualidad. He visto casos de hombres que
muestran miedo hasta de darse un fraternal abrazo. Y, a veces,
superar este temor les supone años; y cuando lo logran, se sienten
muy gozosos, muy liberados... Como si realmente hubiesen logrado un
auténtico descubrimiento... Esto ilustra la terrible confusión en
que estamos metidos y el cómo, algo tan simple, puede crear un
enorme problema.
Durante el tiempo que viví en el Vihara Budista
de Hampstead practicaba un estricto celibato. A pesar de ello,
recuerdo cómo algunos se sentían de molestos por mi intimidad con
mi amigo Terry Delamare. Mientras que hubiera resultado más
apropiado que tomasen ejemplo de lo que era una relación totalmente
platónica -ni siquiera era una relación en un sentido estricto, ni
mucho menos sexual-. El quid de la cuestión estaba, al parecer, en
la incapacidad de la gente para creer que pudiese existir una amistad
íntima entre dos hombres sin una connotación sexual.
Las mujeres están, en general, menos inhibidas en
este respecto. No dudan en abrazarse o en rodear la cintura de otra;
incluso se besan con cierta facilidad. Los hombres ni siquiera sueñan
con hacer ese tipo de cosas: se controlan. Así pues, con frecuencia,
limitan sus posibilidades de amistad con otros hombres. Y por tanto,
si no desarrollan amistad con otros hombres tampoco desarrollan
amistad "espiritual" con otros hombres, no están
capacitados para desarrollar lo que el Buda declaró como el elemento
más importante de la vida espiritual.
31. ¿Que deberían hacer
entonces los occidentales en este sentido?
Se debe acabar con el temor a la homosexualidad,
enfrentarse a ella y perder miedo al contacto sexual con otros
hombres.
Esto no significa que se deba tener un contacto
sexual, sino por lo menos se debe perder el miedo a la idea. Deben
descubrir que el contacto físico, incluso el contacto sexual entre
hombres, es sólo contacto físico o sexual entre hombres. Es algo
muy normal, y el miedo hacia ello puede entorpecer el desarrollo de
amistades.
37. ¿Crees que nosotros,
aquí en Occidente, necesitamos esforzarnos más para mejorar nuestra
comprensión sobre el tercer precepto que aquéllos de culturas más
tradicionales de Oriente?
Me parece que aquí en Occidente tenemos que luchar
contra un mensaje cultural que sobrevalora el sexo como un bien
indescriptible. Todavía hoy en día hay mucha gente que cree que, en
la medida en que no se haga daño, se puede disfrutar -se debe de
tener tanto sexo como se quiera-. Esta actitud refleja la escasa
comprensión sobre el hecho de que, para el desarrollo de la vida
espiritual, el sexo debe ocupar un lugar muy periférico.
Vivimos en una época de transición. Antes, el gran
inhibidor, sobre todo para la mujer, era el riesgo de embarazo. La
desaparición de dicho riesgo, al menos hasta la aparición del SIDA,
nos llevó a sentirnos libres para involucrarnos en relaciones
sexuales sin el miedo a las consecuencias. Y esto obviamente alteró
las actitudes frente al sexo... Pero existen efectos secundarios: los
anticonceptivos conllevan ciertos riesgos; lo que conduce a las
mujeres a cuestionar si la promiscuidad sexual es realmente tan
satisfactoria psicológicamente como se dice, o si es incluso
saludable. Quizás, dada la libertad con la que actualmente se puede
practicar el sexo, resulte desproporcionada ésta, en su conjunto,
comparada con la atención que se le presta.
Se
puede ser miembro de la Orden Budista Occidental -OBO- sin ser
célibe. Sólo se pide que se coloque la vida sexual en la periferia,
hacia la periferia, del mándala personal... O al menos no demasiado
cerca del centro. Pero si alguien puede ser célibe sin caer en
actitudes neuróticas, si lo desempeña de una forma positiva y sana,
estoy seguro de que este tipo de celibato facilita, -al igual que
otros factores- un desarrollo espiritual más rápido; y de que ayuda
a que la persona se sienta más libre para emplearse en el Dharma y
en otros seres humanos.