La tristeza
No importa si voy lejos allá: al campo
lejos allá: al otro lado del río hasta el lago de plata y piso la fina arena descalzo
O al pico aquel cercano a las nubes que pasan
que quedan libres y lejos de los hombres
O atravieso el océano
O donde los hombres mismos radican: la gran manzana.
No importa a donde vaya.
He construido andamios
He derrumbado andamios
Entre flores he cavado fosas pensando en la finitud.
Y he llevado la tristeza conmigo. Dentro muy dentro.
Me he sentido tan próximo y tan lejano.
He visto como desciende el ataúd del suicida mientras
el aire sopla y amenaza con arrancarme el sombrero.
He visto una o dos personas regar una lágrima al solitario.
Y la tristeza se ha quedado conmigo.
Ni siquiera se cuando llegó
Hablo de la tristeza. La tristeza en su expresión mas universal.
Está ahí mientras como sopa
Está ahí mientras contemplo el ocaso
Mientras leo a Virgilio, en los cuadros de Cézzane y de Munch y de todos ellos
Cuando caigo del pajar y yazgo ahí con el esqueleto roto
esperando a que el dolor pase, le veo ahí en el polvillo suspendido
de un rayo oblicuo de luz.
Entonces nunca me siento aún más cerca de la tristeza.
Y es cuando hago un acopio de fuerzas y digo ¡Oh dios!
me ahoga.
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